Junio da el pistoletazo de salida a las competiciones de caballos más importantes del Reino Unido. En este mes tienen lugar en Inglaterra dos de las convocatorias más destacadas del calendario anual: el Derby de Epson y la Royal Ascot. Ayer se abrieron las puertas de la cita de Epson, y como no podía ser de otra manera, el desfile congregó a numerosas personalidades de la vida social británica y a representantes de la realeza, entre ellas la reina Isabel II, que acudió vestida con un abrigo de entretiempo de color rosa y sombrero del mismo color. La reina es una gran aficionada a esta carrera, que se inició por primera vez en el siglo XVIII y a la que solo ha faltado en tres ocasiones por diferentes motivos. A la competición, Isabel II llegó acompañada por su marido, Felipe de Edimburgo. Un miembro del personal de seguridad cubría a la soberana con un paraguas debido a la persistente lluvia que caía. Curiosamente, la sombrilla, de plástico transparente, tenía un reborde que hacia juego con el color rosa del traje de la reina.

El recinto se llenó de pamelas de todo tipo. Discretas, las menos, y exuberantes y exóticas, la mayoría. Las carreras de caballos del Reino Unido son una pasarela para exhibir el poderío de sus asistentes (muchos de ellos disponen de inmensas fortunas) y para presumir de una original indumentaria.

En las tribunas del recinto ecuestre se pudo observar que el tema preferido este año como adorno para los sombreros son las flores. Había de todo tipo, espectaculares, que apenas dejaban ver el rostro de quien la lucía, y otras de colores más suaves. Eso sí, ellos eran menos atrevidos en su vestimenta. Traje de chaqué entre el gris y el negro y sombrero de copa de color gris. Todo un espectáculo con auténtico sabor británico.