La batalla legal entre Imelda Marcos y el Gobierno de Filipinas por una colección de joyas es el último episodio del pulso por recuperar el patrimonio que su marido y ella acumularon de manera supuestamente ilícita durante las más de dos décadas que la controvertida pareja gobernó el país. Se trata de tres lotes de brillantes, sortijas y colgantes valorados en 310 millones de dólares (222,5 millones de euros) que fueron embargados por las autoridades o devueltos por antiguos testaferros del matrimonio al Estado filipino tras la caída del régimen en 1986.

Entre sus piezas destacan un collar de estilo persa con más de 100 quilates de diamantes, otro de 93 quilates de piedras preciosas diseñado por la firma italiana Bucellati y tiaras que en su día llevaron miembros de la realeza europea. A punto de cumplir ochenta años, Imelda insiste en que las joyas son suyas y no fueron compradas con los cerca de 10.000 millones de dólares (algo más de 7.100 millones de euros) que los Marcos acumularon ilícitamente a lo largo de sus casi 21 años en el poder, según algunas estimaciones.

DUEÑA LEGITIMA Hace tres semanas, la exprimera dama envió una carta a la Comisión Presidencial para el Buen Gobierno en la que se declaró dueña legítima de los bienes puesto que su titularidad no se ha puesto formalmente en duda ante la justicia y tampoco han sido embargados. El entonces ministro de Justicia, Raúl González, aceptó el recurso y ordenó devolver a su dueña las joyas, que el Gobierno intentó subastar en el 2006, operación que los abogados de Imelda impidieron. Pero González dimitió el lunes para preparar su campaña a alcalde de su ciudad natal de Iloilo y asumió el cargo de jefe del equipo legal de asesores de la Presidencia y su sucesora, la juez Agnes Devanadera, congeló la devolución.

La nueva magistrada argumentó que al menos uno de los lotes está incluido en una de las cerca de 400 denuncias por malversación de fondos contra los Marcos todavía pendientes en los tribunales. La colección a la que alude la nueva titular de Justicia es la que fue hallada en las dependencias personales del matrimonio en el palacio presidencial de Malacañang después de que los Marcos y sus hijos huyeran al exilio en Hawai, en febrero de 1986, tras el derrocamiento de la dictadura.

Según la comisión, otro surtido fue decomisado por agentes de aduanas de EEUU en el aeropuerto de Hawai y el tercero se incautó en Filipinas cuando Demetriou Roumeliotes, un ciudadano griego supuestamente amigo de Imelda, intentaba sacarlo del país. Las autoridades filipinas han fracasado en su intento por recuperar la mayor parte del patrimonio irregular de los Marcos y sus allegados. Ferdinand murió en 1989, pero antes se encargó de dejar a buen recaudo todo su dinero en varias cuentas bancarias en Suiza y empresas tapadera controladas por sus testaferros, algunos de los cuales se encuentran todavía entre los hombres más ricos de Filipinas, como los empresarios Eduardo Cojuangco o Lucio Tan.

La expresidenta Corazón Aquino estableció la comisión de investigación cuando asumió el poder en 1986, pero en 23 años apenas ha demostrado el origen irregular del patrimonio de la expareja presidencial. Tras ser absuelta de cargos de blanqueo de dinero en un juicio en Nueva York, Imelda Marcos regresó a Filipinas en 1992 y desde entonces ha superado un sinfín de pleitos presentados en su contra.