La pregunta, quizá, no estuvo exquisitamente formulada. "Quería preguntar a Harry (sí, la periodista en cuestión dijo Harry en referencia a Harrison Ford) qué opina de la ley Sinde ". La respuesta por parte del aludido fue la siguiente: boca abierta y cejas levantadas como diciendo ¿a mí qué? Unos segundos después, el traductor trató de explicar el contenido de la ley al señor Ford. Segunda respuesta: "Por supuesto que estoy de acuerdo en proteger los derechos de autor y la propiedad intelectual". Aplauso (moderado) en la sala.

Con preguntas así (el problema estuvo en el tono, no en el fondo) no es de extrañar que Ford tenga cierta urticaria a los periodistas. El veterano actor es poco dado a las bromas. Odia a muerte la fama y le persigue la reputación de lacónico. Ayer, por ejemplo, no tuvo más remedio que responder "gracias" cuando otra periodista le dijo micrófono en mano: "Te quiero".

Tras una cena por todo lo alto en El Landón (castizo restaurante de la capital), Ford se citó ayer por la mañana con la prensa para hablar de Morning Glory, la película que estrena el 14 de enero y donde da vida, precisamente, a un periodista. Pero uno de verdad. Serio y riguroso. Justo lo que no se estila ahora mismo.

SIN OBJETIVIDAD "Creo que todavía hay periodistas responsables, pero nos enfrentamos a un hecho lamentable, la falta de objetividad. Es algo que se debe al márketing y supone que los periodistas escriban de tal manera que los lectores se sientan cómodos con sus prejuicios políticos". Dicho lo cual, el señor Ford se puso sus gafas (nada de montura de pasta, sino metálica y redonda, clásicas a más no poder). Quizá fue coquetería lo que le hizo no ponérselas hasta ese momento. Quizá también fue coquetería ponerse un aro en la oreja izquierda, algo que hizo con 55 años. Ahora tiene 68 y su rostro luce arrugas. Pero es dueño de un cuerpo estupendo y un magnetismo especial. Es Indiana Jones.

Hubo preguntas, por supuesto, sobre la saga del arqueólogo más sexi. Y él contestó lo de siempre. Que la condición física no es ningún problema y que si hay un buen guión ¿por qué no volver a ponerse en su piel?

Luciendo el anillo de casado (contrajo matrimonio con Calista Flockhart en el 2009), Ford también habló de la ambición profesional, algo "peligroso". Especialmente, si uno quiere tener vida personal. El, desde luego, no dio la impresión de estar corroído por la ambición sino, más bien, de estar de vuelta de todo. Le preguntaron si no le molestaba aceptar papeles secundarios (en Morning Glory la protagonista es la joven Rachel McAdams) y él respondió que bienvenidos sean esos papeles. Bienvenidos sean también los 65 millones de dólares que cobró por la cuarta entrega de Indiana Jones. Bienvenidos los cinco aviones, el helicóptero... Y el amor del público. Ford es, según una encuesta realizada por Harris Poll Online, el cuarto actor favorito de los estadounidenses por detrás de Johnny Depp, Denzel Washington y el mítico John Wayne (1907-1979).

MUDO DURANTE UNA COMIDA El actor concluyó su encuentro con la prensa reafirmándose en su fama de lacónico. Lo es, pero no solo con los periodistas. El director Bruce Beresford (Paseando a Miss Daisy, El último bailarín de Mao ) contó hace poco cómo la gloria del cine estadounidense no abrió la boca durante una comida de trabajo. No dijo ni mu.