Harvey Weinstein pasará los próximos 23 años en la cárcel. Así lo ha determinado este miércoles el juez James Burke al dictar sentencia contra el productor, que la semana que viene cumplirá 68 años y fue condenado el 24 de enero por dos de los cinco cargos de delitos sexuales que enfrentaba.

Del anuncio de la decisión han sido testigos en vivo todas las mujeres que han testificado durante el proceso. En el primer banco de la sala, las dos víctimas probadas de Weinstein, Mimi Haley y Jessica Mann, se han sentado junto a otras como Taralee Wulff, Dawn Dunning y Lauren Young, sobre cuya denuncia se ha construido parcialmente el caso penal contra Weinstein que le espera ahora en Los Ángeles. También junto al fiscal Cy Vance estaba Annabella Sciorra, cuyo testimonio sobre la violación en 1993 no acabó de convencer al jurado, y en la fila de atrás, junto a la abogada Gloria Allred, la actriz Rosie Perez, que ratificó el relato de Sciorra.

Haley y Mann han tenido oportunidad de hablar en la vista antes de que Burke dictara sentencia, que la fiscal Joan Illuzi ha pedido que fuera la máxima o cercana al máximo. Y también ha hablado Weinstein, que aunque ha dicho sentir remordimiento ha dedicado una parte de su declaración a mostrar su preocupación porque miles de hombres están perdiendo garantías legales en Estados Unidos.

Haley ha hablado hecho durante nueve minutos, repasando los hechos, el impacto de la agresión en su vida. Ha hablado de las cicatrices profundas, emocionales, quizá para siempre, quizá irreparables, que le ha dejado la agresión, que ella llama violación. Y tras un momento en el que las lágrimas le han impedido seguir, ha cerrado su intervención diciendo que aunque en un momento llegó a sentir pena por Weinstein, las cosas han cambiado durante el proceso. He observado su falta de remordimiento en este proceso y me ha hecho sentir enfadada. Está totalmente desconectado de la gravedad de los crímenes, ha dicho Haley. Sea cual sea la sentencia espero que sea suficientemente larga para que reconozca lo que ha hecho, a mí y a otras.

Inmediatamente después ha hablado durante cerca de 15 minutos Mann, que ha abierto su intervención repasando los efectos del trauma de las víctimas de agresión sexual y también su caso personal. La aspirante a actriz, que fue violada dentro de una relación sexual consentida con Weinstein, ha dicho que aunque los efectos sean invisibles no quiere decir que no sean reales. Mann ha pedido la pena máxima para Weinstein, un hombre que asumía que sería intocable y veía a sus víctimas como desechables. Y se ha despedido diciendo: No tengo vergüenza. He encontrado mi voz.

Por último ha llegado el turno de la defensa, que ha evidenciado tensiones entre los equipos de abogados de Nueva York y Chicago. Primero ha intervenido uno de los letrados neoyorquinos de Weinstein, Arthur Aidala, que ha recordado al juez Burke casos de delitos sexuales más graves que han tenido sentencias bajas, incluyendo del propio magistrado. Aidala ha destacado las donaciones filantrópicas de cientos de millones de dólares del condenado, la buena relación con sus hijas y sus problemas de salud y ha dicho que cinco años en una prisión del norte del estado, una existencia miserable y horrible, es básicamente la pena de muerte.

Como cadena perpetua de facto lo ha definido también Donna Rotunno, la principal abogada de Chicago, que también ha destacado las relaciones familiares de su cliente o su historial (con más de 80 premios Oscar) sino que ha vuelto a insistir en que un juicio justo y que hablaran las pruebas por sí mismas nunca fue una posibilidad para el señor Weinstein, por su fama y la atención mediática y social.