Hoy se conmemora el Día Internacional del Inventor. La fecha fue elegida en el 2005 en honor no de un hombre, sino de una mujer excepcional, que nació ese mismo día en Viena en 1914. Hedy Lamarr ha pasado de ser reconocida como «la mujer más bella de la historia del cine» -fue la pérfida que engatusó a Victor Mature para sonsacarle el secreto su fuerza en el péplum bíblico Sansón y Dalila (1949), además de ser la primera actriz en aparecer completamente desnuda en una película comercial y en fingir el primer orgasmo en el cine, en el largometraje Éxtasis (1933)- a ser la inventora y creadora del espectro ensanchado, la técnica de modulación utilizada hasta el día de hoy en las telecomunicaciones. Con estudios en ingeniería desde los 16 años, en 1941 presentó, bajo el título Sistema de comunicación secreta, la solicitud de patente de lo que hoy conocemos como wifi.

Sin duda una adelantada a su tiempo que ha inspirado a muchas mujeres a adentrarse en el campo de la invención y las patentes. Si bien los hombres siguen siendo mayoría porcentualmente en este terreno, cada año la distancia se acorta. Según datos hasta el 2018 de la Organización Mundial de la Propiedad, las mujeres representan el 17,1% de todos los inventores. Una proporción que, desde el 2014, ha aumentado un 3,1%.

La progresión se debe a que «cada año más mujeres se vuelvan en carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología, la ingeniería y las matemáticas», señalan desde Inventos Eureka, una de las agencias de representación de inventores que hay en España, país que ocupa el tercer puesto mundial en proporción de mujeres inventoras, con un 24,4%. Por delante solo figuran Corea del Sur (con un 26,8%) y China (28,9%).

Al igual que Hedy Lamarr, muchas mujeres españolas presentan patentes relacionadas con la comunicación digital (20,4%), si bien la mayoría tienen que ver con las ciencias de la vida: biotecnología (29,2%), productos farmacéuticos (29,2%), química de alimentos (28,7%), análisis de materiales biológicos (26,7%) y orgánicos de química (26,1%). Por último, las patentes sobre bienes de consumo son el 19,3% de las solicitudes.

Para que un invento sea patentado tiene que cumplir tres requisitos: novedad (que no se conozca), actividad inventiva (la invención no debe ser evidente para un experto en la materia) y aplicación industrial (que se puede fabricar).

Hedy Lamarr, que en realidad se llamaba Hedwig Eva Maria Kiesler, era judía y el wifi fue solo uno de los inventos tecnológicos que desarrolló y que tuvieron aplicaciones para la industria militar durante la segunda guerra mundial.