El candidato republicano John McCain es uno de los pocos senadores estadounidenses con un hijo en Irak. Se llama Jimmy, tiene 20 años y se unió a los Marines en el 2006. Poco más se sabe de él. Sus padres, John y Cindy, prefieren no utilizar su nombre para ganar votos en la campaña. Como él, los otros seis vástagos del aspirante a la Casa Blanca también permanecen alejados de los focos. Todos excepto Meghan, la única que recorre el país junto a su padre y escribe un blog (www.mccainblogette.com) donde cuenta el día a día de la campaña desde el punto de vista de una joven de la generación Facebook.

¿Su objetivo? Hacer de McCain un personaje más real, más cercano, y de paso convertirse en una pequeña celebridad en Hollywood. "Habiendo crecido en la política, sé que es un oficio muy cruel", escribió la noche en que The New York Times sugirió que su progenitor había tenido una relación extramatrimonial con una lobbista de Washington. "¿Por qué me he metido en política entonces? Porque adoro a mi padre y nunca he dejado de creer en él". Va a publicar un libro infantil sobre McCain en septiembre, coincidiendo con la convención republicana.

Meghan es la excepción. A diferencia del demócrata Barack Obama, que posó con sus hijas Malia, de 10 años, y Sasha, de 7, en la portada de la revista People y se arrepintió de haber concedido una entrevista junto a sus retoños al programa Access Hollywood, la familia McCain prefiere huir de los flases.

Sus siete hijos se llevan cuatro décadas de diferencia y son fruto de dos matrimonios. McCain comparte tres con su primera esposa, Carol Shepp: Doug, nacido en 1959 y piloto y Andrew (1962), ejecutivo, hijos de Shepp, adoptados por el candidato cuando eran niños, además de Sidney (1966), que trabaja en la industria musical. Con su mujer actual, Cindy, tiene cuatro: Meghan (1984), periodista, Jack (1986), Jimmy (1988) y Bridget (1991), adoptada en Bangladés.