Un homenaje sobrio, sin excesos, 90 minutos de música y elegías para despedir a Michael Jackson olvidando polémicas y haciendo brillar logros y legado. Eso es lo que vivirán hoy los 11.000 afortunados que han conseguido las entradas para presenciar en directo en el Staples Center de Los Angeles el servicio público en honor al icono.

El acto será retransmitido por televisión e internet y arrancará a las 10 de la mañana (las 19 horas en España), dos horas después de un servicio privado al que solo tendrán acceso la familia y los amigos, y que se celebrará en uno de los cementerios de Forest Lawn --un grupo con cinco parques en Los Angeles donde descansan estrellas como Bette Davis, Humphrey Bogart y Sammy Davis Jr--.

Ha sido Ken Ehrlich, histórico productor de los Grammies, quien ha recordado que la cita en el Staples "es un servicio fúnebre, no un tributo", y por eso ha apostado por la contención. Junto al director del acto, el coreógrafo Kenny Ortega, el productor ha pasado los últimos días organizando contra reloj el homenaje, para el que están confirmadas las actuaciones de Mariah Carey y Jennifer Hudson, y los discursos de los reverendos Al Sharpton y Jesse Jackson. Debbie Rowe, exesposa de Jackson y madre de sus dos hijos mayores, no asistirá al acto.

Llegar a presenciar en directo ese homenaje ha sido una odisea para los fans y el sistema ideado de registro en internet y lotería de entradas, que daba a cada afortunado dos pases, ha potenciado el riesgo de reventas. Ayer, en eBay se llegaron a ofrecer unos 18.000 euros por una de ellas y los operadores de la web craigslist tenían que eliminar decenas de mensajes que ofrecían los tickets. "No hay palabras para expresar lo horrible que es; más que despreciable", aseguraba Ken Sunshine, el publicista de la familia Jackson, que alertaba de que muchas de las ofertas podían ser falsas.

CONTROL DE LOS ALBACEAS Los Jackson tenían ayer que compatibilizar el duelo con el primer revés judicial. Un magistrado de Los Angeles rechazó la petición de los abogados de Katherine Jackson, que se hizo inicialmente con el control de los bienes de su hijo, y traspasó ese control a los dos albaceas designados por el músico. La matriarca, según sus abogados, no quería darles "tan pronto las llaves del reino". Pero John Branca y John McClain la lograron, al menos hasta otra vista, el 3 de agosto.