Un día después de que Zarzuela confirmara la ruptura entre la infanta Elena y su marido, Jaime de Marichalar, la familia real continuó ayer con normalidad sus obligaciones personales y laborales. La única que realizó declaraciones sobre la ruptura fue la infanta Cristina, que deseó una pronta reconciliación de la pareja. "Esperemos, esperemos", afirmó cuando los periodistas le preguntaron si aún confía en que su hermana reanude la convivencia con su todavía marido. El resto de miembros de la familia real cumplieron con sus agendas y no emitieron opinión alguna al respeto.

La infanta Cristina realizó un pequeño comentario antes de entrar a su trabajo, en Barcelona. Dando un tono de normalidad a la separación de su hermana, Cristina hizo hincapié en que los "altibajos" son muy normales en las relaciones de pareja. Para evitar especulaciones, la hija menor del Rey despejó dudas sobre la situación emocional de su hermana y dejó claro que se encuentra "tranquila".

En Madrid, la infanta Elena llevó al colegio a sus hijos Froilán, de 9 años, y Victoria Federica, de 7. La infanta acudió al centro escolar con gesto sonriente y sin hacer ninguna declaración. Pasadas las cinco de la tarde --vestida de rojo y haciendo gala de una cara más seria-- regresó a la escuela y recogió a los pequeños (foto). Acto seguido, se fueron a la casa en la que viven ahora sin Marichalar. Este, por su parte, salió en coche del exdomicilio conyugal, en el que sigue viviendo. Tampoco habló.

Conscientes de que los problemas crecen en la Casa del Rey, cientos de personas fueron a dar la bienvenida al Monarca y a su esposa en Valladolid. Entre el público se escucharon calurosos mensajes, como "ánimo" y "viva el Rey". Juan Carlos y Sofía se mostraron muy sonrientes.