Dos excónyuges inmersos en una batalla por la custodia de sus hijos, abuso de sustancias, constantes visitas a los tribunales, a hospitales... Los elementos de esta historia son comunes a decenas de disputas que a diario se viven en divorcios en los que hay por medio padres problemáticos y niños, pero hay algo que la hace extremadamente mediática: la protagonista es Britney Spears, mujer de 26 años, madre de dos hijos que está a punto de perder y, para bien o para mal, famosa.

El último episodio del triste serial vital e informativo que tiene encandilado a EEUU comenzó el jueves en su casa de Los Angeles. Allí estaban sus dos hijos --Sean Preston, de dos años, y Jayden James, de uno--, de los que el padre, Kevin Federline, ganó la custodia temporal tras el divorcio del matrimonio en julio, lo que dejó a la cantante con derechos limitados de visita. Cuando el jueves Federline acudió a recogerlos, los exesposos se embarcaron en una disputa que hizo que acudiera la policía. Eran las ocho de la tarde e hicieron falta casi tres horas para resolver la pelea. En la casa se agolparon seis coches de policía, dos ambulancias, un camión de bomberos y una nube de cámaras. La cantante no fue arrestada pero, según la policía, fue hospitalizada "por su propio bien". Ayer, el abogado de Federline acudió en una visita de urgencia a los tribunales. Aunque supendió una rueda de prensa, se cree que solicitó que se retiren a Spears todos los derechos maternos. Y, mientras, los medios y sus usuarios seguían con extrema atención el caso. En la web de CNN, por ejemplo, fue durante toda la mañana la noticia más leída, por delante de la victoria histórica de Barack Obama en los caucus de Iowa.