Su romance escandalizó a la sociedad británica de los años 70. Ella era católica, hija de aristócratas, esposa de un diputado conservador y madre de seis hijos. El era judío, nacido en una familia obrera, estaba casado con una actriz y tenía un hijo. El adulterio y los respectivos divorcios fueron jaleados en la prensa. Un interés que aún hoy no se ha extinguido. En tan solo una semana, el diario de Lady Antonia Fraser, con las confidencias de los años pasados junto al dramaturgo Harold Pinter, se ha convertido en un best-seller en el Reino Unido.

El título del libro, Must you go? (¿Tienes que marcharte?), es la pregunta que hizo el escritor, el 8 de enero de 1975, a quien iba a convertirse en su compañera hasta la muerte, cuando ella se acercó a despedirse, la noche en que sus destinos se cruzaron en casa de unos amigos. "No necesariamente", le contestó Fraser, atraída por aquel tipo "de brillantísimos ojos negros" y "orejas puntiagudas de sátiro".

FLECHAZO MUTUO Para entonces, el futuro Premio Nobel de Literatura era el dramaturgo más polémico y revolucionario de Gran Bretaña y ella era una biógrafa especializada en reyes de otra época.

El flechazo fue mutuo, irrevocable. Su apasionada vida en común duró 33 años y medio. "Este libro no es una biografía, ni una autobiografía. Son unas memorias de mi relación con Harold, al que conocí cuando yo ya tenía 42 años", explicó Fraser durante la presentación de Must You go? , en el National Theatre de Londres, un lugar que fue un segundo hogar para Pinter.

Por el diario desfilan centenares de personalidades del teatro, el cine o la política, amigos y conocidos, de la que fue pareja de oro de la vida literaria londinense. Gente como John Gielgud, Vidia Naipaul, Salman Rusdhie, Jude Law ("un joven Apolo") o Warren Beatty, quien le preguntó a Fraser, durante una cita en Roma, si tenía una hermana. El diario relata los encuentros en Praga con el disidente, que terminaría convirtiéndose en presidente, Vaclav Havel, ("la gentileza combinada con la autoridad"), o con Samuel Beckett, en la Coupole de París, al que Pinter tanto admiraba. También en París y en Londres compartieron buenos ratos con Sofía Coppola, que adaptó al cine la biografía de la reina Maria Antonieta escrita por Fraser.

Pero las relaciones con algunos famosos no siempre discurrieron como la seda. Durante una conversación telefónica, el actor Steve McQueen, que debía protagonizar una película basada en la pieza Viejos tiempos , le dijo a Pinter: "No me grites, no soy tu mayordomo", a lo que el inglés replicó: "Yo no grito a mi mayordomo". El mal carácter del autor de El portero, Fiesta de cumpleaños o Vuelta al hogar forma parte de su leyenda. Pero Fraser nos descubre a un hombre romántico, solícito y muy alejado de esa imagen malhumorada e irascible. "Yo no he querido corregir a los medios de comunicación, solo he dicho la verdad", afirma ahora la autora.

El radicalismo político de Pinter es también conocido. El diario menciona una fiesta en honor de la Nicaragua revolucionaria, el 7 de mayo de 1989, celebrada en la casa de la pareja en Holland Park. Allí estaban Graham Greene, Bianca Jagger y el mismísimo Daniel Ortega, "quien discutió con Natalia (nuestra asistenta) la receta de sus tortitas portuguesas".

CONTRA LA GUERRA DE IRAK El compromiso político acompañó a Pinter hasta el final. En la antesala de la muerte convirtió su discurso de aceptación del Nobel, que no pudo recoger en persona, en un durísimo alegato contra la guerra de Irak. A Tony Blair le llamó genocida. A pesar de ello, Blair le envió una carta felicitándole por el premio.

Must you go? es además y por encima de todo un relato de amor, lleno de complicidades, regalos y flores entre la pareja. Pinter, un hombre muy reservado, ¿habría aprobado la publicación de esas intimidades? "El pensaba que todo lo que yo hacía era perfecto", responde Fraser riendo.