La reina Isabel de Inglaterra (en la foto) está cansada de que sus intimidades se aireen constantemente en la prensa. Por ese motivo, la monarca británica no ha dudado en obligar a sus empleados a aceptar unas duras cláusulas de confidencialidad, entre ellas, que una vez que dejen de trabajar para la soberana devuelvan todos los regalos, notas, memorandos reales, tarjetas navideñas, así como cualquier objeto que sirva para hablar sobre la familia real, según señala el diario News of the World. El objetivo es evitar que se vendan sus intimidades. El encargado jefe del palacio, David Walker, notificó que las nuevas medidas afectan a más de 200 trabajadores, incluidos costureras, mayordomos y cocineros.