Por si alguien lo dudaba, Javier Bardem no se ha olvidado de sus amigos del desierto. El actor, convertido en faro mediático de la causa saharaui, incluso con más impacto internacional que la activista Aminetu Haidar, volverá a poner sus pies en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) el día 26. El intérprete de No es país para viejos ha confirmado su presencia en la séptima edición del Festival de Cine Internacional del Sáhara (Fisahara), que tendrá lugar en el campo de Dajla y al que acudirán también, entre otros, Ariadna Gil y Victoria Abril.

La segunda presencia de Bardem, tras su viaje a los campamentos en el 2008, amplificará de nuevo el impacto de un festival con más vocación reivindicativa que competitiva. Desde que el actor pasara aquellos 10 días inolvidables en la jaima de la niña Hafda, que ahora tiene siete años, el festival ha cobrado un gran impulso. Este año, un centenar de actores, directores y productores británicos encabezados por Ken Loach, darán a la muestra un marcado aire anglosajón. Y mientras Bardem pasea su turbante negro por Dajla, Haidar viajará a EEUU.

Cuanto más difíciles parecen ponerse las cosas para que el Sáhara celebre el referendo de autodeterminación que la ONU le prometió en 1989, tras una cruenta guerra de los exiliados del Frente Polisario contra Marruecos que dejó miles de muertos y desaparecidos durante dos décadas, el cine español parece conjurarse con mayor firmeza para amplificar la voz de los 160.000 refugiados de Tinduf. Este año, el Gobierno español inaugurará la Escuela de Cine para saharauis.