Con la cara completamente amoratada y el gesto serio, el productor José Luis Moreno abandonó ayer la clínica Ruber de Madrid, donde ingresó el pasado día 20 tras sufrir un violento atraco en su lujosa mansión de Boadilla del Monte. El exventrílocuo, de 60 años, salió del centro hospitalario en silla de ruedas y con los ojos negros debido a los hematomas. Tras dar un par de besos a una doctora y saludar a los fotógrafos que le esperaban a las puertas de la Ruber, se levantó ayudado por un enfermero y se metió en el asiento trasero de un coche.

Moreno, que fue brutalmente apaleado en la cara tras negarse a dar la clave secreta de una caja fuerte, proseguirá la recuperación en su casa. El empresario tuvo la deferencia de saludar con la mano a los periodistas, pero no hizo ninguna declaración.

SIN PASAR POR QUIROFANO Durante su estancia hospitalaria, el productor --responsable de exitosas series como Escenas de matrimonio -- ha tenido una "evolución favorable" y no ha precisado ser intervenido quirúrgicamente a pesar de que sufrió un politraumatismo craneoencefálico y facial. También fue tratado de serias contusiones en el abdomen y en las piernas. Los atracadores, que todavía siguen en paradero desconocido, le agredieron con una barra de hierro después de encerrar al personal de servicio de la casa.

La Guardia Civil sospecha que el atraco fue cometido por una banda de albanokosovares. Hace tres años, varios chalets de Boadilla del Monte fueron saqueados con el mismo modus operandi y los responsables fueron, efectivamente, delincuentes de esa nacionalidad. Los ladrones conocían a la perfección la mansión de Moreno. De hecho, abandonaron el chalet minutos antes de las 0.30 horas, justo la hora en la que llega el vigilante privado que el empresario tiene contratado. Los atracadores no utilizaron la entrada principal de la urbanización, que está controlada las 24 horas, sino que saltaron una verja trasera.