La Academia Internacional de Gastronomía, cuya sede está en Francia y de la que forman parte 30 países, acabó de despejar las dudas con la concesión de sus premios anuales a tres figuras de aquí: Juli Soler, mejor director de sala por su trabajo en El Bulli; el cocinero Albert Adrià, mejor chef del futuro, y el periodista de El Periódico de Catalunya Pau Arenós, que recibió la distinción Excelencia Gastronómica por dar forma al árbol genealógico de la alta cocina en los últimos 100 años, que empieza en Auguste Escoffier, pasa por la nouvelle cuisine y acaba con los chefs tecnoemocionales que lidera Ferran Adrià. Albert Adrià, que acaba de renunciar a la alta cocina, evocó a "profesionales que trabajan en el anonimato".