La herencia que el multimillonario menorquín Juan Ignacio Balada Llabrés ha dejado a la Corona se debe repartir en dos partes: un 50% para los príncipes de Asturias y los ocho nietos de los Reyes, y el otro para que Felipe cree una fundación benéfica.

La fortuna legada asciende a decenas de millones de euros, aunque algunas fuentes la han cifrado en 30 millones. La herencia está formada por fincas rústicas y urbanas, valores inmobiliarios e inversiones en bolsa. Balada, único hijo del empresario Ramón Balada y de la farmacéutica Catalina Llabrés, heredó de sus padres gran cantidad de propiedades y terrenos que con el tiempo multiplicó a base de inversiones especulativas.

El empresario, que falleció en Ciutadella el pasado 18 de noviembre, de fuertes convicciones monárquicas, fue soltero toda su vida y no dejó descendencia. Las dos únicas familiares directas, sus primas María del Carmen y María del Pilar Arregui Llabrés han sido excluidas del testamento, aunque la propiedad de algunas posesiones de Balada es compartida con ellas.

RELACION FAMILIAR María del Pilar Arregui, farmacéutica jubilada, declaró ayer: "Lo siento en el alma, pero no tengo ningún comentario que hacer", aunque reconoció que mantenía una relación familiar con el difunto. "Los tres últimos meses de su vida estuve cuidándolo y fui yo quien le cerró los ojos cuando falleció. El ha hecho con su patrimonio lo que le ha dado la gana", comentó.

Los servicios jurídicos de la Casa del Rey están estudiando las condiciones de la donación y si esta puede ser aceptada por la Corona. El proceso será largo y complicado porque hay ocho menores entre los depositarios de la herencia: las hijas de los Príncipes, Leonor y Sofía; los de Cristina, Juan, Pablo, Miguel e Irene; y los de la infanta Elena, Froilán y Victoria Federica. Los tribunales deberán garantizar la tutela efectiva de los derechos de los nietos de los Reyes.

De momento, la familia real desconoce la cuantía de los bienes donados, su valoración y su naturaleza. Tampoco están informados de si existen familiares que deseen reclamar sus derechos, por lo que esperan más información del albacea.

En caso de que la Zarzuela no acepte el legado, algunas fuentes apuntan a que el beneficiario sería el Estado de Israel por las creencias masónicas del multimillonario fallecido.

IMPUESTO DE SUCESIONES Quien sí se beneficiará de la herencia será el Gobierno balear, ya que el impuesto de sucesiones obliga a entregar entre el 34 y el 68% del legado siempre que este supere los 800.000 euros. En este caso es así y al no existir parentesco entre el propietario de la fortuna y los herederos, el porcentaje a tributar es más alto, por lo que se cree que llegará al 68%, informó el diario Ultima Hora. Según la Casa del Rey, los miembros de la familia real no tienen privilegios y deben cumplir con sus obligaciones fiscales como el resto de los ciudadanos.