Sigue cultivando esa imagen de eterno chico abandonado que arrastra desde OT, lo que le da un punto sexi, pero ahora sus canciones, las que contiene el disco que acaba de lanzar, Con los pies en el suelo (Universal), además de hablar de desamor buscan dar voz a quienes pasan por el maltrato y el bullying. Algo, esto último, que ha sufrido en las redes y que ha aprendido a gestionar. Hasta el punto de convertirse en un pirómano en Twitter. Cuando lo cuenta, sus ojos se iluminan y una puede intuir una sonrisilla malévola tras la mascarilla. Así es Luis Cepeda (Ourense, 1989), amado y odiado, pero nunca olvidado.

Un disco intimista, pero cañero.

Este disco ha evolucionado del anterior y va encaminándose a lo que quiero hacer: pop rock. En le próximo que salga habrá más cañita.

En el confinamiento ha hecho el vago.

Totalmente. Porque venía de hacer este disco y necesitaba un poco de respiro también. No te vas a poner con un producto que no había salido todavía a trabajar en otro. Primero dejemos a este que fluya y tenga su momento.

Con Los pies en el suelo, que da título al disco, habla del fenómeno hater.

El 90% de mis composiciones son para la gente las coja, las haga suyas y sienta lo mismo que yo. Esta canción es una manera de ver la vida: a pesar de las críticas que tenga y todo lo que se mueve en redes sociales, yo voy a seguir haciendo música y ese es mi castigo para la gente que me critica. Es un poco: aquí estoy yo. Es un empoderamiento personal.

Dice: La lista de tontos que me quieren ver llorar. ¿Está el youtuber Malbert en esa lista?

Hay dos tipos de haters. El que tiene mala sangre, que tiene ganas de que una persona no triunfe, que tiene envidia. Y luego otro al que les tienes cariño, porque lo ven como un trabajo y una forma de humor. Aunque a veces se pase tres pueblos. Malbert es un chaval con el que he aprendido mucho.

¿Que ha aprendido, dice?

He aprendido de mí, de reírme de mis propios errores, a ver las cosas de otra forma... Le deseo lo mejor con su libro y que le vaya perfectamente. No le deseo ningún tipo de mal. Solo que escuche mi disco y ver cómo lo destroza. Aunque Gentleman le gustó. Un hater es una persona que no va a admitir que le gusta nada tuyo, porque quiere ver cómo te hundes. Por eso sé que en esa persona hay esa esencia de que no es hater, sino que ríe, actúa, hace un papel y es un trabajo. Yo lo respeto.

Con Gentleman uno no puede evitar pensar que está hablando de una famosa parejita de la que forma parte su ex.

Gentleman es una crítica a todas esas parejas que se conocen por interés. Una persona que tiene un millón de seguidores que va buscando a otra que tenga dos, porque le interesa que lo suyo sea público, televisado, como un paripé. La hipocresía que se da muchas veces. No es algo personal, es algo genérico.

Da media vuelta es un grito antibullying. ¿Usted lo ha sufrido en las redes?

Todo el mundo se ha sentido alguna vez así. Y necesita ese tipo de canciones para ver que detrás de toda la tralla que te pueden dar siempre hay una persona, o dos, o 20.000, que te pueden hacer cambiar de opinión respecto de la vida.

Dijo que dejaría Twitter, pero ahí sigue. ¿Le va la marcha?

Twitter es un mundo aparte donde expresas tu opinión y se vuelve viral, pero las cosas duran dos días máximo. Muchas veces he soltado una opinión sobre Vox o los toros y toda la ultraderecha y los fascistas de este país me han tirado por la borda mis argumentos y me insultan. Y vuelvo a los dos días. Yo tiro la cerilla, prendo el fuego, no huelo el humo y luego ya vuelvo a tirar la cerilla.

Sin embargo, se rebotaba porque le llamaban "calvo", cuando tiene un pelazo.

Eso es una historia aparte. Yo no sabía cómo funcionaba el mundo del Twitter; ahora lo sé perfectamente. Tenía que haberme reído de aquello como hago ahora.

En Desayuno con diamantes habla del maltrato.

Lo hago desde el punto de vista de la esperanza. Es un tema cañero. Tomo mucho ejemplo de lo que habla Rozalén, a la que tengo muchísimo cariño, para hacer mis canciones. Quería dar voz a esas personas que no la tienen y ayudar. Qué mejor forma de hacerlo que con una canción.

¿Siente que debe aportar algo a las causas sociales?

La música es terapéutica para mí y me ha ayudado muchísimo escuchar ciertas canciones, ciertos artistas. Me han sacado de momentos muy duros o en los que estaba mal y yo busco lo mismo con mi música para otros.

Otra: Vuela alto. Dos compañeras suyas lo hacen: Aitana y Amaia han sido nominadas a los Grammy Latinos. ¿Orgulloso de ellas?

Sí. De cualquier compañero de la edición que tenga repercusión en premios. Me encanta de que de un programa como OT haya salido gente tan buena y que esté triunfando tanto.

Tiene muchos canciones de amores amargos. Cultiva mucho esa imagen de chico abandonado. ¿Eso es sexi?

Es que me dejan mucho (ríe). Eso es sexi y da penita. Si no, nadie se fijaría, porque diría, ya está, ya tiene (ríe).

En cambio, en Si tú existieras busca una mujer ideal.

Cuando no encuentras absolutamente nada que te llena, haces una canción de alguien que no ha llegado.

¿A Cepeda no le ha llegado esa mujer?

No lo sé. Ya llegará. O igual ya ha llegado y no lo sabes. Eso nunca se sabe.

Decía en un tuit que soñó que Pegadita era un reguetón. Y en otro, que se despertó del susto.

Es un tuit con doble sentido, porque primero lo pongo para ver la reacción de la gente si le gustaría, y luego pongo otro por si acaso no. Le cabe perfectamente un beat de reguetón, aunque no lo sería, solo tendría una esencia urbana. Si tengo la oportunidad de hacer un hit, un temazo, con ella no lo descarto.

Si le ven tomando algo con un cantante, ya saltan las alarmas de una colaboración

Con cada interacción que tengamos, nos lo piden. Y eso es imposible.

O le achacan un romance.

Forma parte ya de cosas que no nos importan. ¿No se puede tomar algo con nadie sin que pase nada? Pues sí, se puede. A eso no se no se hace caso y ya está.

Mal año para los conciertos.

La pandemia ha sido un hachazo para mucho gente, pero no solo para los que estamos cara al público, también para los que están detrás: técnicos, road managers, conductores. Gente que vive de la cultura, de la música, y que lo está pasando mal. La cultura la veo como algo necesario, es una industria, genera capital al Estado, tiene que seguir funcionado. Qué habríamos hecho durante la cuarentena sin cultura: sin música, sin series..! Nos habríamos tirado por el balcón.

¿Sigue deseando hacer de ayudante de coach en La voz?

Sí. Todo lo que tenga que ver con la música lo veo siempre bienvenido. A fin de cuentas, hacer de coach es escuchar a nuevos talentos, dar oportunidad a gente que está luchando por lo mismo que he luchado yo y tirarlos para adelante. Y hacer tu propia música allí y conocer a mucha gente. Es totalmente factible y precioso.

En cambio, no le veo haciendo el payaso en Tu cara me suena.

No creo que tenga el perfil de ir a imitar a gente, porque no sé hacerlo. Pero puedo ir a promocionar una canción o participar en un programa. Eso no es hacer el payaso. Es música. Siempre.