Cualquiera que intente entrar en el Ritz de París con un chándal pasado de talla, camisa a topos, sombrero y zapatillas deportivas recibirá un toque por parte de algún portero. Pero Madonna llegó el sábado de esta guisa al lujoso hotel y corrieron a abrirle la puerta. En los blogsno han tardado en criticar el atuendo de la reina del pop, que en septiembre lanzará, con su hija Lourdes, una línea de ropa para adolescentes. Lo tildan de esperpéntico y más propio de un payaso que de un icono de la moda.