Un tobillo lesionado le ha servido a Madonna para despistar a plumillas y flases sobre el fiestón organizado por su marido, el cineasta Guy Ritchie, para celebrar ayer el medio siglo de la diva en su residencia de Whitshire. Corrieron rumores de que la party sería aplazada. Lo cierto es que el viernes la cantante de Like a prayer y su esposo visitaron una cábala (centro religioso) en el barrio londinense de Marylebone. Desconocemos las pregarias que hizo la estrella, pero sí son públicos sus deseos de adoptar a la pequeña Mercy James, de 3 años, de Malawi. Sería, cuentan fuentes cercanas a la artista, su mejor regalo de cumpleaños, y más tras los rumores de crisis que se han ventilado este verano. Al parecer, Ritchie, inicialmente reacio a la nueva adopción, ha sucumbido a los ruegos de su mujer.