Más de 45.000 personas procedentes de los cinco continentes conformaron ayer una marea humana que inundó de salsa roja las calles de la localidad valenciana de Buñol durante la Tomatina, una guerra de hortalizas en la que se lanzaron más de 120 toneladas de tomates.

A las once de la mañana, el sonido de una carcasa daba la señal para que la multitud, agolpada a lo largo de la calle El Cid y la plaza central de la población, comenzara la batalla de tomates, repartidos entre los participantes desde seis grandes camiones. 70 personas ayudaron a que los vehículos cargados con tomates se abrieran paso entre los asistentes para que, cuando paraban, pudieran elevar sus remolques y aprovisionar de munición a los presentes. Durante una hora, lugareños y visitantes llegados de varios países se enzarzaron en una guerra de tomates en la que al final todos acabaron empapados de tomate.