Lo primero que sintió la ilustradora sevillana María Hesse cuando se sumergió en la vida de Norma Jean Baker fue "cabreo" y por eso en su biografía ilustrada lo que ha hecho es abordar la "parte más humana" de Marilyn Monroe, "porque el mito ya lo conocemos".

Han sido muchos hombres, y pocas, muy pocas mujeres, las que se han lanzado a escribir la biografía de la rubia más famosa del cine y quizá por eso la mayoría solo tiene una visión de ella sesgada, es decir, que se han quedado con que era una actriz cómica con un físico exuberante. "Había una visión muy machista, muy paternalista, eran todos camaradas y se iban contando lo que Marilyn era para ellos", cuenta Hesse, quien denuncia también que pocos se han parado a pensar en el "contexto" en que vivió la actriz.

Pero Marilyn era mucha Marilyn, y así lo demuestra la ilustradora (1982) en esta obra publicada por Lumen, donde deja de fijarse en esa "debilidad o vulnerabilidad" para poner de manifiesto que fue una "luchadora" que "incluso en las épocas más maltratadas, cuando sufrió los abortos o los desprecios de su marido, ella remaba contra marea".

UNA INFANCIA COMPLICADA

A través de una narración en primera persona, algo habitual en anteriores biografías como la de Frida Kahlo, Hesse hace que Marilyn sea la que cuente su vida al lector con el objetivo de hacer "justicia" mostrando su parte desconocida, "que es mucho más interesante que la visible". "A las mujeres nos meten en una cajita y parece que cuesta mucho trabajo salir y pegar el puñetazo en la mesa, y con Marilyn pasó, sobre todo por la época que le tocó vivir. Venía de una infancia complicada y eso la convirtió en vulnerable, pero tenía ese físico que la convirtió en un objeto. Pero ella estuvo toda su vida luchando por todo lo contrario, por ser sujeto de sí misma, de lo que quería ser, de los contratos que quería firmar", reivindica.

Marilyn era una lectora empedernida. / EFE

Se refiere a hechos como el de que tuvo la valentía de decirle a FOX que no seguiría trabajando para ellos, que era una lectora empedernida y que para ella mejorar como actriz fue "una constante en su vida". Por eso, en esta biografía, Hesse ha necesitado escribir casi más que dibujar, porque así lo ha "necesitado": "y hubiera puesto más porque para mi se han quedado muchas anécdotas fuera que reflejaban su carácter, inteligencia".

"Audrey Hepburn era la imagen angelical y buena, que supone menos peligro, pero Marilyn era sensual y eso lo vivía muy libre pese a que no estaban muy acostumbrados en esa época. Por eso Marylin suponía más peligro porque podía ser una imagen peligrosa para las mujeres", destaca.

La ilustradora sevillana María Hesse. / JORDI COTRINA

Hesse, que vuelve a demostrar su maestría con las ilustraciones, marca también una diferencia en este trabajo respecto al resto de biografías: no dice cómo muere Marilyn. "No lo digo porque no tengo tan claro que se suicidara, en torno a su muerte hay muchas conjeturas. En ese momento en su vida había conseguido muchos contratos y le iba bien, por eso no tengo la sensación que se suicidara, quizá hubo un error, una sobredosis porque se tomaba de todo y se le fue de las manos, como le pasó a Michael Jackson, es mi sensación", explica. Además, tampoco se trata de algo relevante, porque Hesse no quiere "especular": "ella era muy grande y el mundo no estaba preparado para alguien como ella".

Preguntada por qué haría con Marilyn si aún viviera, Hesse confiesa que le parece "supercomplicado" dar una respuesta, pero sí que reconoce que le diría alto y claro una cosa: "Que mandara a tomar por saco a toda esa gente que estaba a su alrededor, porque me da mucha pena como todo el mundo que la rodeaba intentaba sacar tajada y lo hacían de una forma muy despreciable".