Los duques de Sussex, el príncipe Enrique y Meghan Markle, aterrizaron el lunes en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) para iniciar un viaje oficial de diez días por África, junto a su hijo Archie, nacido el pasado 6 de mayo, que es el miembro más joven de la corona británica en sumarse a un periplo de estas características.

En su segunda jornada los duques de Sussex se ha dirigido al barrio de Bo Kaap, donde han visitado la mezquita Auwal, el templo islámico más antiguo de Sudáfrica, construido en 1794. Allí Meghan acudió con un velo blanco para cubrir su pelo por respeto a la tradición. En el interior, han podido ver el primer manuscrito del Corán en el país. También han mantenido una reunión con diferentes grupos religiosos para conocer el trabajo que realizan para promover el diálogo entre las diferentes religiones de la zona.

La familia llegó a Ciudad del Cabo en un vuelo comercial de British Airways, a diferencia de los vuelos privados que utilizaron para sus vacaciones este verano. A su llegada a la capital sudafricana, bajaron del avión con el pequeño.

La pareja, ya sin su hijo, fue recibida por los vecinos del municipio de Nyanga, a las afueras de Ciudad del Cabo, una zona donde más de 200 personas son asesinadas cada año según las estadísticas. Allí un grupo de niñas bailó una danza tradicional y les invitó a unirse a ellas. "Mientras estoy aquí con mi marido como miembro de la familia real, quiero que sepáis que estoy aquí como una madre, como una esposa, como una mujer, como una mujer de color y como vuestra hermana", les dijo.