Vicenç Arroyo ha elevado la mitomanía a la categoría de arte. Durante los últimos 60 años persiguió a grandes actores, mantuvo una activa correspondencia con los principales estudios cinematográficos y acudió a subastas para colmar su pasión por las estrellas del séptimo arte. El resultado es una insólita colección de 2.600 fotografías de intérpretes de todos los tiempos con una dedicatoria o firmadas por los propios protagonistas. Un tesoro iconográfico que ha cedido al Museo del Cine de Girona y que este centro cultural presentó ayer en forma de una exposición que se podrá visitar hasta el próximo 30 de enero.

"Vicenç es una persona que se ha hecho a sí misma y que gracias a su facilidad para los idiomas trabajó en varios hoteles de lujo de la Costa Brava, Bilbao, Madrid y Londres, lo que facilitó su interés por conocer a actrices y actores, a los que pedía un retrato firmado. Poco a poco, su afición al cine y al teatro también se convirtió en una pasión por el coleccionismo", explicó Jordi Pons, director del museo.

Pons no se atrevió a hacer una valoración económica de los miles de retratos que atesoró Arroyo, pero destacó que hay muchas imágenes de personajes que ya han fallecido y que, por lo tanto, su rúbrica es irrecuperable. La exposición se compone de 357 fotografías originales de actores desde los años 40 hasta la actualidad. Un audiovisual da a conocer la historia de la colección, mientras que seis pantallas de video permiten contemplar otras 230 imágenes de estrellas famosas. Si alguien quiere consultar todas las fotos de la colección, puede hacerlo en una pantalla táctil instalada en la sala.