"No puedo estar con un hombre que frecuenta a menores de edad". La dura frase de Veronica Lario, esposa del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que en Italia podría merecer un proceso penal, quedará en los anales de la historia del país como una sentencia definitiva no solo del divorcio de la pareja, sino de la política italiana.

"Después de 30 años, cierro el telón de mi vida conyugal", añadió Veronica, según publicaron ayer los diarios La Repubblica y La Stampa , palabras de las que se desprende que la señora de Berlusconi lleva mucho tiempo pensando en poner punto y final a su matrimonio. "Es un asunto personal que me produce dolor, que afecta a la dimensión privada y del que me parece un deber no hablar", replicó el marido ayer cuando, junto con su hermano Paolo, salía de su residencia romana para dirigirse a su casa de Milán.

30 AÑOS DE CONVIVENCIA "Quiero afrontar el asunto como una persona común y de bien, sin clamor; quisiera evitar el choque", señala Veronica, que el próximo mes de julio cumplirá 53 años. Después de casi 30 años de convivencia, la esposa del primer ministro italiano ha anunciado el divorcio a los cuatro vientos. Y justifica su actitud con unas palabras que ponen de manifiesto la desconfianza mutua en la pareja. "Quiero evitar que me sorprenda con una rueda de prensa, anunciándolo él", ha anunciado Lario.

Veronica ha explicado que no se trata de un litigio por la herencia, evaluada en ocho, 10 o 20 mil millones de euros, según las fuentes. "Os equivocáis", afirma. "El patrimonio y su división entre los hijos no tienen nada que ver, porque si el problema hubiese sido este, me habría quedado tranquila y no entraría en un choque frontal con el hombre más rico y poderoso de Italia", ha subrayado al diario La Stampa .

La prensa da detalles que solo la primera dama podía haber revelado: que Lario ya tiene una abogada para el divorcio y que, cuando esta le preguntó si estaba dispuesta a todo, contestó: "Lo sé todo y quiero seguir adelante". Se refiere a Naomi Letizia, una joven que el pasado lunes cumplió 18 años, en cuya fiesta Berlusconi se presentó inesperadamente con regalos de valor, a pesar de vivir con sus padres en una casa situada en Casoria, una de las zonas más peligrosas de Nápoles.

Naomi, que llama a Berlusconi "papi", ha confesado que va a visitarle con frecuencia a Milán y Roma porque "el pobre no tiene tiempo de venir a Nápoles". "¡Ojalá fuera su hija!", ha comentado Veronica, escandalizada porque su marido "la frecuentaba desde antes de que cumpliese los 18 años" y "sin que los padres de la joven tuvieran nada que objetar". "¿Cómo se puede permanecer con un hombre así?", se pregunta la señora, que además se interroga: "¿Por qué, a pesar de esto, mi marido cuenta todavía con una audiencia altísima?".

Los sociólogos e historiadores italianos no han dado aún con la respuesta.