Coco Chanel, Maria Callas, Jackie Kennedy, Wallis Simpson, Barbara Hutton, Eva Perón y Audrey Hepburn fueron mujeres que pisaron fuerte y dejaron huella por su personalidad y su trabajo. La escritora y periodista Cristina Morató ha buceado en sus vidas para "desmitificarlas y mostrar su lado más humano", y el resultado ha sido Divas rebeldes (Plaza y Janés), un interesante libro que descubre aspectos inéditos de las siete mujeres.

Las protagonistas del libro tienen muchas cosas en común. Ocuparon portadas de revistas y se convirtieron en mitos. Eran famosas, ricas, atractivas... Parecían perfectas a los ojos del mundo. Iconos de la moda y el glamur, crearon un estilo propio imitado hasta la saciedad y fueron admiradas por millones de mujeres que soñaban con parecerse a ellas. Sin embargo, mas allá del éxito, la fama y el poder, todas ellas fueron mujeres solitarias, inseguras, acomplejadas y celosas de su intimidad.

"Las siete compartieron dolorosas heridas que nunca llegaron a cicatrizar: la falta de cariño o el abandono de sus padres, las secuelas de la guerra, la muerte de sus hijos y los fracasos matrimoniales que las sumieron en profundas depresiones", explica la periodista. Para Morató, la diseñadora Coco Chanel destacó por su capacidad de trabajo, su lucidez y visionaria personalidad. "Me resulta extraordinario que la creadora del glamur fuera en realidad una muchacha de origen humilde educada en un orfanato por unas monjas que le enseñaron a coser. Y sin embargo, Coco no habría sido la misma con una infancia distinta. Porque fue su rebeldía la que forjó su verdadera personalidad. No fue la mejor modista de su época, pero sí la creadora mas influyente del siglo XX", señala la autora.

La escritora se queda con el talento artístico de la soprano Maria Callas. "Creo que su vida fue tan trágica como la de las heroínas a las que encarnó; por eso fue capaz de representar a personajes femeninos tan colosales, porque su propia vida estuvo marcada por el sufrimiento y las frustraciones", comenta la periodista. Callas fue una joven solitaria y obesa afectada por trastornos alimentarios que la llevaron a pesar 90 kilos cuando tenía 14 años. Onassis fue su gran amor, pero con él vivió una pasión "muy destructiva. Su gran secreto fue el hijo que tuvo con el armador muerto a las pocas horas de nacer", cuenta Morató.

Eva Perón le fascinó por su rápida ascensión: "Fue una Cenicienta, una muchacha pobre, casi analfabeta e hija ilegítima que acabó ejerciendo de todopoderosa y fanática primera dama junto a Juan Domingo Perón. De la nada se convirtió en la mujer más influyente de Argentina y una de las más poderosas de su tiempo".

Audrey Hepburn llamó la atención de la escritora por las dolorosas heridas que guardaba en su interior y que la convirtieron en una actriz insegura que sentía pánico escénico. "Nunca olvidaría el abandono de su padre, la frialdad de una madre exigente que jamás le demostró su afecto, las secuelas de la guerra (su admirada delgadez era fruto de la desnutrición que padeció), sus matrimonios fracasados y varios abortos que la hundieron en profundas depresiones", sostiene la periodista.

EL INFIERNO DE JACKIE Jackie Kennedy ocultaba mucho dolor tras su impecable fachada. "Su vida con John Kennedy, pese a las apariencias, fue un infierno. Sufrió el desprecio de sus cuñadas y sucesivos abortos que la sumieron en profundas depresiones. Vivía con un hombre enfermo y adicto al sexo".

La vida de Barbara Hutton, una de las más ricas herederas del siglo XX, se vio marcada por la trágica muerte de su madre, que se suicidó en la suite de un hotel de Nueva York.

Puesta a elegir entre las siete, a Cristina Morató le hubiera gustado conocer a Audrey Hepburn. La razón: "Porque, más allá de ser una buena actriz, era un ser sensible, con un gran corazón y una personalidad fascinante. Siempre fue una mujer sencilla, que nunca se creyó alguien especial", indica Morató. En sus últimos años, Audrey se entregó a auxiliar a los más necesitados.