Vestida de novia, en ataúd blanco, en un Rolls Royce negro... Jade Goody, la estrella del Gran hermano británico , se despidió ayer de la audiencia. Unas 2.000 personas salieron a la calle, en un ceremonial copiado a escala de barrio de lo que fuera la despedida de Diana de Gales.

Un hombre con chaqué y chistera inició la marcha, soltando una paloma blanca, mientras los fotógrafos disparaban sus cámaras. Entre las decenas de flores que acompañaban al féretro, estaban las enviadas por David y Victoria Beckham.

El desfile, del que dieron cuenta las cadenas de televisión, recorrió la barriada popular de Bermondsey, al sur de Londres, donde Goody se había criado. La chica que transformó su ignorancia en un negocio millonario salió de escena como planeó, tras hacer de la lucha final contra el cáncer un último show .

Goody murió el pasado mes, a los 27 años, después de contar todos los detalles del mal que acabó con ella. Las exclusivas de su agonía le procuraron más de dos millones de euros. Dinero que debería ir a parar a sus dos hijos, Bobby, de 5 años, y Freddie, de 4, que ayer estaban de vacaciones con su padre en Australia.

Al funeral --celebrado en la iglesia de San Juan Bautista, en Buckhurst Hill-- sí asistieron la madre de la difunta, Jackiey Budden, y el marido, Jack Tweed, de 21 años, con el que se casó seis días antes de su muerte. Tweed, que debe volver a la cárcel, por propinar una paliza a un taxista, leyó un poema muy sentido en honor de Goody.