Al final, lloró. Jaime Martínez- Bordiú no pudo reprimir las lágrimas al oír a su abogado defensor que, entre otras cuestiones, recordó la adicción a la droga de su cliente y rememoró la tormentosa relación que mantuvo con la modelo Ruth Martí- nez. El nieto pequeño de Franco se sentó en el banquillo de los acusados en un juzgado de Barcelona. La que fuera su novia le denunció por haberla maltratado y amenazado en agosto del 2007 durante su estancia en un hotel de Mijas (Málaga). La fiscalía reclamó para él cuatro años y nueve meses de prisión.

Martínez-Bordiú entró nervioso en la sala y su declaración, en la que negó que hubiera pegado e insultado a la que era su novia y solo reconoció que discutieron acaloradamente, fue inconexa, desordenada y difícil de entender. Hasta tal punto que tanto la fiscala como la jueza le tuvieron que advertir que debía centrarse en los hechos.

Ruth --que no acusa ni solicita indemnización-- detalló los supuestos malos tratos, las amenazas y cómo el que era su pareja le impidió que abandonara la habitación del hotel. Explicó que ese día su novio estaba muy excitado y nervioso a raíz de un conflicto familiar. "Es buena persona, pero cuando se pone así parece otro", aseguró.