El actor neoyorquino Robert de Niro regresó ayer a Euskadi para presentar una muestra dedicada a la obra de su padre, pintor asociado al movimiento expresionista y fallecido en 1993. La exposición, titulada Robert de Niro Sr., exhibe en Bilbao una selección de 25 óleos, elegidos entre la extensa obra del artista.

En esta ocasión, el célebre actor se mostró más cordial que en el año 2000, cuando visitó el Festival de Cine de San Sebastián para recibir el premio Donostia, pero apenas pronunció una decena de frases.

De Niro suele visitar las ciudades en las que se exponen obras de su progenitor "para apoyar su trabajo". El genial intérprete de Taxi driver o la saga de El padrino se desplazó expresamente desde Nueva York a Bilbao junto a su actual esposa y uno de sus hijos "para que puedan apreciar y conocer el trabajo artístico de su abuelo", según declaró.

Al parecer, uno de los vástagos de De Niro apunta maneras de pintor, aunque se limitó a responder "ya veremos" cuando le preguntaron si su hijo podría seguir el camino artístico del abuelo. Cómodo ante la prensa y los curiosos, sabedor del enorme impacto que genera a su paso, el actor decidió mostrar su lado más cercano para interpretar el papel de buen hijo: "Para mí no hay otro pintor como mi padre", afirmó sin rubor.

COLECCION PERSONAL La exposición la conforman cuadros del periodo artístico comprendido entre 1955-1985 con los temas predilectos del artista: paisajes, naturalezas muertas, composiciones de interior, desnudos sin carga erótica y crucifixiones. Todos los trabajos proceden de la colección personal de la familia De Niro, así como de particulares y de una galería neoyorquina. La comisaria de la muestra, Martine Soria, apuntó que la pintura de De Niro padre "es norteamericana y en ella se ve que rechaza someterse a modas, corrientes o movimientos pasajeros y efímeros".

En su opinión, se trata de "un pintor de taller que anteponía el placer de crear a todo lo demás con influencias europeas".

Martine Soria, que recorrió la colección junto al actor y el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, destacó que las pinturas están caracterizadas por un trazo grueso, firme y sinuoso que, además, "transmite fuerza y emoción". La muestra permanecerá abierta al público hasta el próximo 27 de septiembre.