El pasado viernes se estrenaba la película Spanish Movie, parodia del cine de terror patrio en cuyo gag estrella un personaje suelta sin apenas inmutarse: "¡Qué paranormal es todo!". Y justo desde el día siguiente uno sigue suspirando porque todo vuelva a la normalidad. Durante la actuación de Isabel Pantoja en Barcelona me vi inmerso en una situación rocambolesca, un malentendido que aún colea en algunas televisiones.

El Auditori más lleno no podía estar. Yo estaba en primera fila. Bajé la cabeza para anotar el título de la novena canción, Así fue, cuando oí a la reina de la copla diciendo entre verso y verso: "Apunta, apunta". Al acabar el tema alguien lanzó un piropo y ella añadió: "Apunta también lo bueno, porque hoy aquí todo es bueno menos tú". Dijo algo más, pero yo estaba tan estupefacto que no lo consigo recordar. La gente gritaba. Algunos se arremolinaron a mi alrededor. Suerte que Justo Molinero aprovechó el cambio de vestuario para hablar con ella y solventar el entuerto. Resulta que me había confundido con un periodista llamado Saúl Ortiz, que difundió una conversación privada que había tenido con la artista.

Al volver a salir, la Pantoja interrumpió a la orquesta para pedir disculpas reiteradamente por la equivocación, entre aplausos del público. Volvió a disculparse públicamente al final y luego en privado. "Bien está lo que bien acaba", le vine a decir. Cuando al cabo de dos días nos encontramos en el Liceu tras el concierto de Miguel Poveda volvió a recalcarme lo mucho que lo sentía. Yo le dije que estaba más que olvidado. O al menos, eso creía.

Al día siguiente, Lydia Lozano daba la noticia en el programa Sálvame. Al otro empezaron las llamadas, entre ellas la de Saúl Ortiz. Fue muy amable, lástima que grabara nuestra charla sin decírmelo para emitirla luego. Más de uno ha utilizado el incidente como arma arrojadiza. ¿La Pantoja se excedió? Sí, pero no más que Lola Flores en algún episodio arrebatado y nadie la descalificaría hoy por ello. O la Mala Rodríguez o Amy Winehouse. Cosas del temperamento. O del candelabro .