Si el evento del año fue el bodorrio de la hija de los Clinton hace dos semanas en Rhinebeck (Nueva York), este ha sido sin duda el baño del verano. Visto en clave española, por su alto contenido político se asemeja al zambullido de Fraga en la playa de Palomares en los años 60. Y por la expectación social que ha causado, recuerda al ya tradicional posado de Ana Obregón en Palma de Mallorca para dar por inaugurada la temporada.

Los periodistas que le siguen habitualmente llevaban días preguntándolo en el briefing con el portavoz Robert Gibbs. La familia Obama iba a pasar el fin de semana al Golfo de México y todos querían saber si aprovecharían para darse un chapuzón. Al final sí hubo baño, pero sin la presencia de cámaras de televisión ni fotógrafos. Solo el oficial de la Casa Blanca fue testigo del momento.

El encargado de explicar los motivos para vetar a la prensa fue el propio Obama, quien recordó la publicación el año pasado de unas fotografías suyas sin camiseta que fueron portada de las revistas tras unas vacaciones en Hawái. Cuando un periodista le dijo el sábado que las imágenes mostraban que está en forma, fue Michelle quien respondió que la idea no había sido buena. Esta vez los protagonistas fueron Barack y la pequeña Sasha, pero más allá de la tierna imagen de un padre y una hija disfrutando del mar, el motivo real era potenciar el turismo en la región del golfo que sufre desde hace meses el impacto del peor vertido petrolero de la historia provocado por BP. Horas antes, el presidente aseguraba ante los periodistas que, gracias a los operativos de limpieza, las playas del Golfo están "limpias, abiertas y seguras". "Esa es una de las razones por las que estoy aquí con Michelle y Sasha, para que los estadounidenses sepan que deberían venir al golfo. Es un sitio espectacular". Pero hay un pequeño detalle que ayer se encargaron de recordar a la Casa Blanca desde las páginas de Politico.com. Técnicamente, el baño no fue en aguas del golfo, ya que la zona estaba cerrada a los bañistas porque a esa hora el mar estaba revuelto. El lugar exacto donde se tomó la fotografía fue en la bahía de Saint Andrews (Florida).

Al margen de la polémica, qué mejor que una buena comida después del chapuzón en Lime´s Bayside Bar and Grill, uno de los restaurantes del muelle no muy lejos del Hotel Bay Point Marriot, donde pasaron la noche, a excepción de Malia, que sigue de campamento. Los Obama pudieron degustar tacos de pescado, fingers de pollo y guacamole. Y para quien crea que esta mini escapada de fin de semana a Florida solo tenía motivaciones políticas, que sepan que el presidente y sus dos chicas tuvieron tiempo de jugar un rato al minigolf.[ffot3.000]

AP / SUSAN WALSH