Mayara Rodrigues Tavares tiene 17 años y vive en Santa Cruz, en esa zona de Río de Janeiro que nada tiene de ciudad maravillosa. La breve fama le ha llegado por detrás. Se la debe a su segunda cara, allí donde la espalda pierde el nombre. Quedará en la memoria asociada a una imagen: la del presidente de EEUU, Barack Obama, diseccionándola con su mirada al verla pasar, mientras su colega francés, Nicolas Sarkozy, más efusivo ante el estímulo visual, estira el cuello como un cisne para tener una mejor panorámica. Todo por un trasero. O, mejor dicho, dos presidentes tras Eros.

El diario carioca El Día presentó a Mayara Rodrigues Tavares como la "dueña de un bello bumbum nalgas, el atributo femenino más apreciado por los brasileños", que "encandiló" a dos de los hombres más poderosos del mundo durante la reciente cumbre del G-8 en Italia. Mayara, como muchos humildes de su país, es evangélica. "Tímida y solterísima", precisó la prensa. "Tiene tanta vergüenza de su cuerpo que esa fue la primera vez que utilizó un vestido, prestado por una amiga de la comunidad en la que vive con sus padres", afirmó El Día .

Había llegado a Roma como integrante de la comitiva del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Mayara participa de un programa coordinado por Unicef para divulgar los derechos de niños y adolescentes en su país. En L´Aquila, y mientras el G-8 discutía sobre el horizonte global, Mayara se reunió con 56 chicos y chicas de su edad para hablar sobre temas que conoce al dedillo: seguridad, educación y desarrollo. Seguramente pudo contarles muchas cosas de la Río periférica que no aparecen en las postales hedonistas.

Seis años atrás, el sociólogo escocés Luke Dowdney publicó su libro Criancas do trafico . Había entrado a las favelas camuflado como instructor de una academia de boxeo y realizó un voluminoso estudio de campo de lo que ocurre con los menores en los morros (colinas), no muy lejos de donde Mayara realiza su trabajo social. Unas 10.000 personas están armadas en las favelas, el 60% menores. Los narcos confían en ellos para tareas simples como llevar un mensaje o comprar un refresco. Esa es la manera de "iniciarse" e ir subiendo en el escalafón criminal, si antes no los encuentra la muerte. "Quiero trabajar por las generaciones futuras. Espero poder ir a la universidad y estudiar Trabajo Social", había dicho no casualmente Mayara de frente a los periodistas, al aterrizar en Roma. El mundo terminó hablando de su reverso y no de la lucha por la cual el presidente brasileño decidió darla a conocer al mundo.

Otro hecho fundamental quedó tapado por el contoneo y tiene que ver con la suerte de luna de miel que celebran Obama y Lula, y que también quedó reflejada en una imagen. Los dos presidentes posaron con una camiseta de la selección brasileña. Para la Administración demócrata, Lula no solo es el líder indiscutible de Latinoamérica, sino un interlocutor de creciente importancia, como lo demostró en la cumbre de la Organización de Estados Americanos, en la que se anuló la suspensión que pesaba sobre Cuba. Washington confía a la vez en que la diplomacia brasileña ayude a acercar posiciones entre EEUU e Irán.

Solo la sintonía entre Lula y Obama explica el lugar que le asignó el presidente a la joven Maraya en L´Aquila. Lula le presentó personalmente a Obama a la luchadora social. Otras imágenes registran el momento en que este la toma delicadamente del brazo. Fue después de este encuentro cuando ella giró sobre sus talones y un fotógrafo captó el furtivo segundo de embelesada contemplación.

"Mayara es vanidosa, como toda mujer, y por eso nunca pasó inadvertida. Si pudiera, les jalaría las orejas a esos dos", aseguró Lúcia Rodrigues, su madre, sobre los dos presidentes mirones. "Gracias a Dios que Berlusconi no estaba cerca suyo", acertó a decir su padre Eduardo Tavares, líder comunitario y vigilante nocturno.