El título del programa suena algo grandilocuente y categórico, pero probablemente era necesario después de un año de continuos rumores y dramáticas y morbosas especulaciones. Patrick Swayze: la verdad se emitió ayer en Estados Unidos y en esa entrevista especial concedida a la veterana periodista Barbara Walters, el actor, de 56 años, al que los médicos diagnosticaron un cáncer de páncreas hace un año, desveló públicamente por primera vez algunas verdades sobre su enfermedad.

Sí, el protagonista de Dirty dancing y Ghost está pasando "por un infierno". Sí, este tejano que de joven se dejó encandilar por el vaquero de Marlboro es tan adicto al tabaco que ni sabiendo que "probablemente tiene algo que ver" con su cáncer ha logrado dejar los cigarrillos. Pero no, ni mucho menos siente inminente el final, por más que hace 12 meses los tabloides pusieran plazos de cinco semanas a su vida. "¿Estoy muriendo? ¿Me estoy rindiendo? ¿Estoy en mi lecho de muerte? ¿Estoy despidiéndome de la gente? --se pregunta justo antes de dar una contundente respuesta--. Ni hablar".

Además de las palabras, Swayze se remite a hechos. La semana que viene se estrena en Estados Unidos The beast (La bestia), una serie de televisión por cable en la que interpreta a un agente del FBI y cuyo rodaje en Chicago fue otro reto a su enfermedad. Según cuenta en la entrevista --realizada en su rancho de las montañas de San Gabriel, cerca de Los Angeles, y en la que también se confiesa su esposa, Lisa Niemi--, decidió no tomar calmantes. "Cuando ruedas no puedes tomar medicamentos contra el dolor porque adormilan el cerebro", relata el actor.

El intérprete, que ha estado probando un medicamento experimental, sí mantuvo los tratamientos de quimioterapia los fines de semana durante el rodaje. Y, de momento, puede presumir de presentar firme resistencia a una enfermedad cuya media de supervivencia suele ser de meses. "Sigo soñando con un futuro en el que haya una vida larga y sana, no vivida a la sombra del cáncer sino en la luz, pero si creemos a las estadísticas no me deben quedar más de dos años; y pensar en cinco años más es demasiado fantástico". Pero el actor se reconoce "uno de los pocos afortunados que responden al tratamiento".