Sir Paul McCartney podría quedarse en casa contando su fortuna y llevando una vejez plácida y tranquila. Sin embargo, a sus 76 años, el exBeatle acaba de lanzar nuevo disco, Egypt Station, el pasado fin de semana ofreció un concierto sorpresa para todos los viajeros del metro de Nueva York y ahora se acaba de desnudar en una extensísima y suculenta entrevista para la edición británica de GQ en la que revela divertidísimas anécdotas hasta ahora desconocidas entre las que no faltan detalles sexuales del grupo más famoso de la historia. Desde sesiones masturbatorias en grupo en casa de John Lennon, los encuentros íntimos con las grupies o la vez en que la banda al completo aplaudió cuando George Harrison, con 17 años, perdió la virginidad en la habitación compartida por todos.

"Éramos niños pequeños traviesos". McCartney le da así al play y comienza un viaje casi lisérgico acompañado por el periodista Chris Heath en la oficina de Soho Square en la que el ídolo trabaja desde finales de los 70. Al sexo hay que añadir otros aspectos intersantes como matar ranas, tomar ácido o la genial de trepanarse el cráneo.

MATANDO RANAS EN LIVERPOOL

Pero vayamos por partes. La historia de McCartney empieza como todas, por el principio, cuando aún no pensaba en ser cantante ni compositor, cuando el niño Paul se entretenía cazando batracios en Liverpool, la mejor forma que se le ocurrió para entrenarse para cuando le tocase hacer el servicio militar. "No podía matar a nadie. ¿Qué iba a hacer? ¿Conseguir una bayoneta y herir a alguien? (...) Así que terminé matando ranas". Finalmente, quitaron a tiempo la mili y McCartney se libró de la experiencia. Por aquel entonces, aún no sabía de Elvis y se imaginaba de mayor conduciendo un camión que le llevaría a recorrer medio mundo.

"Liverpool no era un país de hadas", recuerda. Los niños mataban gatos y hacían catapultas para lanzarse piedras en ese "territorio salvaje" donde los profesores "eran unos locos chiflados".

McCartney retrocede tan para atrás en su charla de una hora con Heath que es capaz de ver hasta su propio nacimiento: "No sé si es cierto o pura especulación, pero tengo una visión de una especie de habitación con azulejos blancos e instrumentos clínicos de cromo, y el ruido metálico de esas cosas en las bandejas de cromo...". Llega hasta el núcleo y a decir sin ruborizarse que con aquellos viajes con ácido de los 60 pudo ver hasta su propio ADN: "Era como una espiral subir en mi cerebro, de bellos colores, como gemas multicolores subiendo en espiral".

LENNON Y LAS DROGAS

McCartney fue el último Beatle en probar las drogas. El primero era John, que "siempre quiso saltar por el precipicio". "Una vez me dijo: '¿Alguna vez pensaste en saltar?'. Le dije, 'vete a la mierda. Salta y dime cómo es'".

"Esa era básicamente la diferencia" entre las personalidades del "gato loco" de John y Paul. "Todos habíamos leído sobre eso, 'el arte antiguo de la trepanación'. Si era antiguo debía ser bueno. Todo lo único que había que hacer era abrir un pequeño agujero en el cráneo y dejar salir la presión. Pero, mira, John, pruébalo tú y cuéntame cómo funciona", fue de nuevo su respuesta. De todas formas, McCartney cree que Lennon no lo hubiera hecho. "No creo que hablara en serio. Él lo dijo, pero decía todo tipo de cosas".

ONANISMO EN GRUPO Y SEXO CON 'GROUPIES'

Y también las hacía. En la entrevista de GQ se narra otra escena para enmarcar: "Había acabado en casa de John, y éramos unos cuantos. Y en vez de emborracharnos y perder el control, nos sentamos en unas sillas. Las luces estaban apagadas y alguien empezó a masturbarse. Y todos le seguimos", rescata del baúl de los recuerdos McCartney. "Mientras cada uno estaba a lo suyo gritábamos cosas como '¡Brigitte Bardot!'" (...) "Fue una diversión inofensiva. No hicimos mal a nadie, ni siquiera a Brigitte Bardot".

Pero esa no es la única anécdota crazy y subida del todo de la entrevista. Como la ya conocida sobre el día en que George Harrison perdió la virginidad, a los 17 años. Aún no eran tan famosos y toda la banda dormía en la misma habitación. Todos estuvieron calladitos, en silencio, hasta que rompieron en aplausos al final.

"Teníamos una cama y dos juegos de literas, y si uno de los chicos traía a una chica, se tapaban con una manta y así no se notaba nada, salvo un poco de movimiento".

Lo de las orgías con groupies es un mito, pero sir Paul McCartney admite que sí que había "encuentros sexuales de tipo celestial" con fans. Lo más cerca que estuvo de una orgía fue una vez en Las Vegas y un chico con el pelo engominado les preguntó si querían una prostituta. "Todos dijimos que sí, y yo pedí dos -detalla-. Fue una experiencia maravillosa".