En septiembre, grupos de jóvenes independentistas quemaron fotos del Rey durante la visita que el Monarca hizo a Girona. El Partido Popular acusó a los Mossos de inacción y culpó de estas actitudes a Zapatero por "dar alas al nacionalismo radical". La Audiencia inició diligencias contra el único joven identificado inicialmente por quemar la foto del Rey. Pero la actuación judicial solo hizo que incrementar, en las semanas siguientes, otras quemas de imágenes. El presidente del Gobierno exigió a los partidos catalanes que condenaran estos hechos: el Parlamento catalán se limitó a reclamar respeto por los símbolos y el presidente de la Generalitat opinó que estas formas de protesta no debían estar penadas.