Reina del glamur o reina de las causas perdidas, Rania de Jordania celebra hoy sus 40 años convertida en la mujer árabe de mayor proyección internacional. Esta kuwaití nacida en el seno de una familia de refugiados palestinos de Tulkarem ha hecho de su vida lo más parecido a un reality show . Cualquiera puede seguir sus andanzas en Facebook, Twitter, YouTube o su página web. Sus detractores critican su fijación por la imagen y su tendencia a rodearse de caras conocidas, mientras otros ven en ella a una gran luchadora, que aprovecha los focos y cámaras para promover causas nobles.

La imagen y la cercanía son dos de las obsesiones de esta licenciada en Administración de Empresas, exempleada del banco Citigroup y de la empresa informática Apple. Considerada una de las mujeres mejor vestidas del mundo, Rania se deja ver tanto en el festival de San Remo como en Saint Tropez, confraternizando con Naomi Campbell como en las aldeas remotas del interior de Jordania. A diferencia de su marido, el monarca Abdalá II, que tiende a disfrazarse para pasar inadvertido entre sus súbditos, a Rania le basta un coche y dos guardaespaldas para presentarse sin previo aviso en cualquier rincón de Jordania.

ACERCAMIENTO A OCCIDENTE Madre de cuatro hijos, Rania ha asumido la misión de intentar cerrar la brecha de incomprensión entre el mundo árabe y Occidente. A menudo aparece en programas de gran audiencia de EEUU hablando un inglés impecable. También ha escrito cuentos infantiles para promover la tolerancia. El último, El intercambio del bocadillo , está en la lista de superventas del New York Times .

En Oriente Próximo ha amadrinado las causas de la educación universal y la lucha contra los "crímenes de honor". Hace unos meses se fotografiaba con Messi e Iniesta para promover el programa Una meta: Educación para todos , promovido por la FIFA.