Son más que conocidas las serigrafías coloridas firmadas por Andy Warhol, en las que aparecen de forma reiterada los rostros de iconos populares como Marilyn Monroe, Muhammad Ali, Liz Taylor, Michael Jackson y Jackie Kennedy, entre muchos otros. Pero el genio de Warhol también llegó a otros ámbitos creativos, convirtiéndose en la figura más conocida del arte pop. Sin embargo, no cabe duda de que el retrato fue uno de los géneros favoritos del vanguardista artista; una exposición viene a demostrarlo una vez más. El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) alberga desde la semana pasada la muestra Andy Warhol: Motion Picture, que rinde tributo a su faceta de videoartista a través de la proyección de 12 de sus retratos cinemáticos, mudos y en blanco y negro, que se podrán descubrir hasta finales del próximo mes de marzo.

Estos experimentos cinematográficos, realizados entre 1963 y 1966 y conocidos como Las pruebas de cámara, también confirman otra constante en la obra del icono pop: su culto a la celebridad. Así, entre los retratos proyectados figuran, por ejemplo, el actor Dennis Hopper, la escritora Susan Sontag, el músico y líder de la banda The Velvet Underground, Lou Reed, el poeta Allen Ginsberg y la actriz y modelo Edie Sedgwick.

MIRADA IMPASIBLE Todos ellos aparecen mirando fijamente y de forma impasible al objetivo o realizando acciones mecánicamente. Sorprende descubrir, entre otros detalles, que aunque Warhol rodó sus películas a la velocidad estándar para los filmes sonoros (24 fotogramas por segundo), decidió proyectarlas a una velocidad menor, similar a la de las cintas mudas (16 fotogramas por segundo), para captar la vulnerabilidad de sus famosos amigos y musas. El artista, fallecido en 1987, filmó estos retratos tanto durante sesiones organizadas en The Factory, su mítico estudio neoyorquino, como en situaciones espontáneas.

La exposición también presenta otros filmes de Warhol como, por ejemplo, Kiss (realizado en 1964), que muestra secuencias lentas de parejas besándose; Empire (1964), un retrato del rascacielos Empire State Building de Nueva York; y Sleep (1963), una cinta que dura cinco horas y media y no muestra ningún tipo de acción (en ella se puede ver al poeta estadounidense John Giorno durmiendo). En el 2004 la artista británica Sam Taylor-Wood emuló esta obra cuando filmó durante más de una hora al futbolista David Beckham durmiendo, y proyectó la cinta en la National Portrait Gallery de Londres con gran eco mediático.

UNA PELICULA ESCANDALOSA En esta muestra de la institución neoyorquina tampoco podía faltar una de las películas más escandalosas del icono pop, titulada Blow Job (1963). En este filme la cámara solo enfoca el rostro del actor DeVeren Bookwalter mientras un desconocido le hace una felación, acto que no aparece en pantalla.