Si el lunes saltó la noticia de la separación de Felipe González y Carmen Romero tras 40 años de matrimonio, ayer el bombazo fue descubrir que el corazón del expresidente de Gobierno está ocupado desde hace dos años por una mujer guapa, de 50 años, separada y con dos hijas.

El tema fue la comidilla de todos los programas del corazón. Espejo Público de Antena 3 TV fue el primer espacio en hablar del romance del año y en emitir unas imágenes inéditas de María del Mar García Vaquero, en la que se la podía ver en el bautizo de su sobrino, hijo de su hermana Begoña García, y de su marido, el empresario de la noche Pedro Trapote. Uno de los tertulianos del programa, Jesús Mariñas, apuntó nuevos datos, como que González se había quedado un piso en la calle de Velázquez que está en plena reforma y al que podría irse a vivir con su nueva pareja. El programa de Ana Rosa también abordó el tema. Se comentó que la novia del político socialista trabaja en La Caixa y que ambos se conocieron en una cena organizada por un constructor amigo de Felipe.

Ya por la tarde, Tal cual, de Antena 3 TV, fue más allá y, además de comentar con los colaboradores detalles de cómo se había deteriorado desde hace tiempo la relación entre Carmen Romero y González --"ya ni siquiera veraneaban juntos", aseguraron--, intentaron hacer opinar a algunos amigos íntimos de la pareja, como la peletera Elena Benarroch, que restó importancia al asunto: "Hay muchas parejas que separan y no pasa nada". Mientras en España la noticia de su separación llenaba titulares de la prensa, ayer el expresidente del Gobierno se encontraba en Uruguay (otros lo situaban en Argentina) participando en la segunda edición del encuentro Tendiendo puentes, dentro del Círculo de Montevideo, que reúne a empresarios y exjefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, bajo el lema Una nueva sociedad del bienestar . Algunos programas rosas insinuaron que el político y su novia podrían encontrase juntos huyendo de la vorágine que se ha organizado a su alrededor. María del Mar García Vaquero huye de la popularidad, es discreta y seria y, dicen algunos tertulianos, debe estar pasándolo muy mal. Le gusta su trabajo como apoderada de La Caixa y siempre se ha ganado la vida con total independencia. Sus hijas están desbordadas con la expectación generada.