Ha causado sensación la respuesta que ha dado Sandro Rosell cuando Jordi Évole (La Sexta) le ha preguntado si era independentista. Ha contestado: "Votaría que sí, pero si sale adelante la independencia me marcharía de Cataluña". ¡Ah! Algunos consideran que esta respuesta es pura esquizofrenia . Yo creo que es otra cosa. Es esa forma de retorcimiento neuronal que practican ciertos ámbitos de la alta y adinerada burguesía para sortear preguntas que consideran peligrosas para su estatus y sus business.

Más que equilibrismo, es contorsionismo. La entrevista ha sucedido rodeada de los abogados de Rosell. Vigilaban el guion de las preguntas. La primera parte ha sido intimista. Su vida en la cárcel. La reducida celda. Los pensamientos de quien después de dos años de prisión preventiva es declarado inocente, a la espera de otros juicios que tiene pendientes por otros presuntos delitos. La familia. El quebranto personal. En este tramo afloró el factor humano. Un clima de ternurismo. Le comentó Jordi que en Soto del Real convivió con otros presos ilustres: Bárcenas, Villar, Díaz Ferrán, Rato, Jordi Pujol Ferrusola... Advertía Rosell: gente estupenda, nos ayudábamos, buenos amigos.

¡Ah! Es muy humano este feeling con otros compañeros de presidio. Nada une más en este mundo que la desdicha. La segunda parte se centró en los negocios, el particular universo en el que Rosell siempre se ha movido. Comisionismo, Nike, Neymar, el Barça, derechos televisivos, rutas monetarias por paraísos... Le decía Évole: "Una partida de dinero usted la hizo pasar por las Islas Caimán, New Jersey, Panamá y Andorra". Y Rosell contestó: "Claro, es legal, todo legal". Efectivamente. Cuando tienes suficiente capital para acceder a la ingenieria financiera, todo es legal. La única moral es la que marca el propio business.

Advirtió también Rosell que Jaume Roures es el instigador de su infortunio, por haber vendido los derechos televisivos del Barça a Telefónica en lugar de a Mediapro. O sea, una vendetta. Roures le acaba de contestar en RAC-1 que le ha puesto una querella por espiar durante tres años su correo personal. ¡Ahh! Un año después de haber salido de prisión, Rosell ha decidido recobrar protagonismo. Esta entrevista puede entenderse como un aviso a Roures: la guerra continúa. Paisaje de fondo: el Barcelona Fútbol Club.