Alejandro Sanz ha denunciado a través de su Twitter la "falsificación" de sus mensajes en la red social para confundir a sus fans y hacerle "parecer racista". El cantautor acusa a seguidores y al entorno del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de estar detrás de estos actos, por lo que bloqueará en su cuenta a aquellos que "insulten o amenacen".

Después de que apareciesen publicados en su página oficial de Twitter una serie de mensajes sobre la actual situación de Venezuela, entre los que se aseguraba que el revolucionario Simón Bolívar "no sería chavista" o que "la tiranía no se acaba, solo se muda de país", el cantante madrileño se ha desmarcado de estos comentarios, señalando que son producto de "chavistas".

PALABRAS "FALSIFICADAS" A raíz de estas opiniones, el artista avisó en su Twitter de que se estaban publicando declaraciones suyas "racistas y falsificadas", y ha señalado: "Cualquiera puede dar su opinión, pero no consentiremos a nadie que amenace o agreda verbalmente". Al mismo tiempo, Sanz recordó que el cantante colombiano Juanes se había visto en igual situación.

"Oye, cuidado con los Twitters que falsifican. Recomendad comprobar aquí todo lo que salga en internet", apunta el artista, que reside en Miami. Asimismo, numerosos fans del artista alertaron al propio Sanz de que ha- bían recibido amenazas en sus espacios personales. "¿De verdad os están amenazando? Copiad las amenazas y colgadlas en nuestra web... La prensa libre tiene que saber esto: cualquiera puede dar su opinión, pero no consentiremos a nadie que amenace o agreda", dijo Sanz, a la vez que anunció su intención de "bloquear a todos los chavistas", aunque en un mensaje posterior matizó que solo bloquearía "a los chavistas que insulten".

MALA RELACION La polémica entre Sanz y los seguidores de Chávez comenzó en el 2004, cuando el artista afirmó que dejaría de cantar si recogían millones de firmas para que lo hiciera, en alusión a las rúbricas que se lograron en un referendo contra el presidente venezolano. A raíz de unas declaraciones del cantante, que afirmó que no le gustaba Hugo Chávez, el Gobierno chavista prohibió el concierto que el madrileño tenía previsto ofrecer en Caracas. En cambio, sí que permitió las actuaciones de Serrat & Sabina y Maná. Meses después, Sanz aprovechó para vengarse y burlarse de Chávez durante su concierto en Miami por no permitirle cantar en Caracas.