El actor escocés Sean Connery y su esposa han alegado motivos de salud y problemas de la edad para no acudir a la cita que tenían hoy en un juzgado de Marbella para declarar en unas diligencias en las que están imputados por un caso de corrupción urbanística, según han informado hoy fuentes judiciales. Al no acudir a la comparecencia, se abre la posibilidad de la tramitación de esta causa del 2007 continúe a través de una comisión rogatoria. En esta causa, denominada Goldfinger por la película de 1964 en la que Connery hizo el papel del agente James Bond, hay más de 20 personas imputadas.

El trámite de la comisión rogatoria incluye la posibilidad de que un fiscal español se desplace al país de residencia de Sean Connery y que el juez envíe unas preguntas concretas a su homólogo para trasladarlas al actor. El magistrado del caso, Ricardo Puyol, advirtió en su momento de que, en caso de incomparecencia de los encausados, "podrán utilizarse todos los medios legales previstos tanto en la legislación nacional como internacional para obligarles a ello".

Polémica recalificación

Medio centenar de periodistas aguardaban esta mañana la posible llegada de Connery ante el juez, que intenta dirimir si se han cometido delitos, entre ellos de blanqueo de capitales, tras la recalificación de una parcela de Marbella donde estaba el chalet Malibú del actor y donde el matrimonio pasó sus vacaciones hasta 1999. En este lugar, en primera línea de playa, se han construido 72 apartamentos de lujo en un edificio de cuatro alturas, terminado entre el 2004 y el 2005 y conocido con el mismo nombre del anterior inmueble.

Entre los imputados en esta causa están también el exalcalde de Marbella Julián Muñoz y el exasesor de Urbanismo y principal procesado en caso Malaya Juan Antonio Roca.