Britney Spears lo ha hecho otra vez. Pero que nadie se apresure a pensar en otro de sus notorios deslices. Lo que ha vuelto a hacer Spears es sacar a la venta un disco y colocarlo en lo más alto de las listas de ventas. Esta vez, la noticia no es la turbulenta vida personal de la joven, publicitada y amplificada por tabloides, espacios rosas y blogs .

Blackout es ya número uno de descargas en el servicio de internet iTunes y cuando hoy se acaben de contabilizar cifras para elaborar el top de la revista Billboard , casi con toda seguridad llegará hasta el podio en esa clasificación --salvo que el regreso de los Eagles dé la campanada--. Es su quinto disco de estudio y su quinto debut en el número uno. No está mal, nada mal.

IMAGEN DECADENTE Hacía cuatro años que Spears no se metía en un estudio. Han sido, precisamente, los cuatro años que han marcado la decadencia de su imagen pública, un tiempo en el que, casi sin trabajar, no ha desaparecido de los medios, aunque los inundara mientras se sumergía en una triste espiral: dos bodas, dos divorcios, una de momento perdida lucha por la custodia de sus hijos, desatadas salidas nocturnas, visitas a un centro de desintoxicación, excentricidades como un rapado al cero a la vista de las cámaras...

La que fuera en un momento icono de la virginidad, ídolo adolescente curtida en la factoría Disney, el posible relevo de Madonna, se había convertido, a los 25 años, en un hazmerreír. En los últimos meses había roto con su manager, los abogados que llevan su carrera y los que se encargan de su divorcio de Kevin Federline y con su publicista.

Muchos llegaron a cuestionar que Jive Records, su discográfica, fuera a mantenerle el apoyo. Pero lo ha hecho, y de forma decidida. Según The Wall Street Journal , le dieron un adelanto de 2,75 millones de euros por Blackout . Para el disco, que se grabó en 14 meses en Los Angeles, Nueva York y Atlanta, la rodearon de productores de lujo como Danja, Bloodshy, Pharrel Williams y The Neptunes. Las 12 canciones, con su cuidada y espectacular producción, son una colección de pop-dance ya alabada por miles de fans en internet y por la mayoría de los críticos, desde los de Rolling Stone hasta los de la radio pública.

El éxito debe sentar particularmente bien a Spears, que tras protagonizar en septiembre una ridiculizada actuación en play black en los premios de la MTV del primer sencillo, Gimme more , ha optado por no hacer promoción del disco. Deja que hable la música. Y recuerda por qué se hizo famosa en primer lugar.