Los expertos como el podólogo Jesús Gaitán recomiendan, para el verano, un zapato cerrado y con cordones, de piel y que transpire muy bien. Con suela de goma, cámara de aire, carbón activado en su interior, 14 centímetros de anchura y cuatro de tacón. ¿Y qué se ve en las calles? Pues que el cuidado de los pies importa menos que los dictados de la moda.

No hay más que echar una mirada a los zapatos femeninos que se exhiben en los escaparates y pasean por las aceras para darse cuenta de que los tacones altos y afilados, las sandalias de plataforma, las bailarinas totalmente planas o las socorridas chanclas son la norma este verano. Pero aún hay más, porque con los pies desnudos quedan al descubierto todo tipo de rozaduras, callos, juanetes y tiritas. No hay que olvidar tampoco efectos invisibles como problemas de espalda o de rodillas.

La tiranía de los tacones, elevados a la categoría de símbolo de la feminidad se debe a que hacen que el pie, arqueado, se vea más pequeño, que las piernas se alarguen y que la espalda permanezca erguida, con lo que el pecho se realza y las nalgas sobresalen un 25% más.

LOUBOTIN Para el diseñador Louboutin, el creador de los vertiginosos zapatos con la suela esmaltada en rojo que hacen las delicias de Penélope Cruz o Angelina Jolie, "lo más romántico" es hacer los zapatos "lo más altos que se pueda". Sus tacones de hasta 18 centímetros tienen fama de ser los más cómodos del mercado, pero no están hechos para caminar.

A 18 centímetros del suelo

El talón sostiene el 70% del peso corporal, y el 30% restante se reparte entre la planta y los dedos del pie. Si el tacón es de aguja o de más de seis centímetros, y la horma es estrecha, lo lógico es acabar en la consulta de un podológo. ¿Cómo es posible, entonces, caminar con tacones de 10, 12 o hasta 18 centímetros?

La mayoría de mujeres opta por el tacón cuando quiere sentirse sexi o sofisticada y por un zapato plano cuando quiere ir cómoda, aunque para todo hay excepciones. Algunas como Victoria Beckham han llegado a decir que no pueden concentrarse con zapato plano. Tales afirmaciones no son solo delirios de diva. Actrices y modelos utilizan tacones apenas los minutos que pasan en el estreno de una película o en una sesión de fotografía, y en su vida cotidiana optan por un calzado mas cómodo. Pero son muchas las mujeres que pasan el día en tacones, no solo por elegancia o sometimiento estético, también porque llevan implícita una fuerte carga erótica y de poder y se sienten más seguras encaramadas a unos zapatos altos. Paradójico, ya que, por mucho que se considere más glamuroso un stiletto, con él la libertad de movimiento queda limitada. Entonces se recurre al calzado plano.

MANOLOS Manolo Blahnik, cuyos zapatos son objetos de deseo, considera que "los zapatos planos son los más difíciles para caminar y tener un porte divino y gracioso. Hacen a la mujer caminar como un reno", y que "la última vez que se vio caminar bien a las mujeres con ese tipo de zapato fue en los 50".

Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma , Grace Kelly en La ventana indiscreta o Jean Seberg en Al final de la escapada no superaban los tres o cuatro centímetros de tacón, y eso no les restó ni un ápice de feminidad. Hoy, mujeres como Carla Bruni imitan su calzado. Una moda a la que se ha apuntado también la princesa Letizia. Tras años en los que los altísimos tacones de sus peep--toe han generado más comentarios que sus discursos, este verano ha aparecido varias veces con bailarinas. Ya no importa la diferencia de casi 20 centímetros con el príncipe Felipe sino la comodidad, y también una mayor discreción, ya que un zapato de tacón es más ostentoso que uno plano.

Tampoco ha llegado la realeza al punto de ir en chanclas. Es un calzado que desespera a los podólogos, ya que para que no se escapen al caminar, los dedos de los pies deben ir en forma de garra. Lo mismo ocurre con todos los zuecos y los zapatos que no van sujetos por detrás. Para descanso de nuestro pies, y de los podólogos, personajes que marcan tendencias como Kate Moss y gurús de la moda como los editores de Vogue dan por sentada la vuelta al zapato plano, cerrado y masculino, sean mocasines o de cordones.