La historia de los Rolling Stones pudo haber terminado prematura y violentamente si una tormenta no hubiera evitado el asesinato de Mick Jagger en 1969. Los miembros de los Angeles del Infierno prepararon un complot para terminar con la vida del cantante después de una disputa sobre la seguridad de uno de sus conciertos. Mark Young, un antiguo agente especial del FBI, ha revelado, en una entrevista que va a difundir hoy Radio 4 de la BBC, los detalles.

Los miembros de las Harley Davidson estaban encargados de mantener el orden en el concierto al aire libre de los Rolling Stones en Altamont. Durante la actuación, Meredith Hunter, un joven negro de 18 años, fue mortalmente apuñalado y pateado por los servicios de seguridad. Tras el incidente, Jagger juró no volver a utilizar los servicios de los Angeles del Infierno y estos decidieron vengarse.

El exagente Young afirma que los pandilleros trataron de llegar en un barco a la localidad de los Hamptons, donde el cantante pasaba unas vacaciones. La idea era colarse en la casa y liquidar a Jagger. Sin embargo, el plan naufragó cuando una inesperada tormenta volcó el bote, arrojando al agua a los conspiradores, que sobrevivieron pero no cumplieron con su misión.