Will Smith es un portentoso actor dramático. El viernes estrena Siete almas , un dramón difícil de explicar en el que interpreta a un hombre que decide cambiar el futuro de varias personas buenas a las que la vida no les sonríe. Pero el actor --que ayer presentó el filme en Madrid-- no estaba para tragedias. Y lanzó un alegato a favor de la felicidad. "Pasarlo bien es una necesidad física para mí. Estoy convencido de que la energía negativa te puede poner enfermo. Físicamente enfermo", sentenció.

El rey del buen humor, sin embargo, confesó que sí hay cosas que le ponen malo. Una de ellas es la pasividad de la gente: "Hay personas que no tienen ganas de cambiar nada, que simplemente se dejan llevar". Y volvió a atacar con su receta de la felicidad. "Todos trabajamos para dar de comer a nuestras familias. Ya que tenemos que hacerlo, es mejor que seamos capaces de disfrutar de ello que odiar nuestro trabajo", añadió.

LLANTO Uno de los sucesos que más le ha emocionado es la victoria de Barack Obama en las elecciones. "Cuando se declaró ganador lloré tanto que mi hija pensaba que me estaba pasando algo malo. La raza de los esclavos está ahora al mando de un imperio. Es una revolución con consecuencias en todo el planeta".

¿Conseguirá con este filme el ansiado Oscar, al que ya fue nominado con sus películas En busca de la felicidad y Ali ? Para él, confesó, sería maravilloso.