En una tienda situada cerca de la plaza Monastiraki, en pleno centro de Atenas, el artista Pantelis Melissinos fabrica sandalias a la vista del público. La tienda, en la calle Aghia Theklas, es fácil de reconocer, ya que de la fachada cuelga una inmensa sandalia de más de un metro de largo. En el interior, se alternan cientos de pares con sillas tuneadas, esculturas modernas, vestidos teatrales y un montón de recortes de periódico y de poemas.

"Mi abuelo empezó el negocio en los años 20", cuenta Pantelis, "pero fue mi padre, Stavros, quien lo lanzó. Vendió sandalias a Sofia Loren, a los Beatles y a muchos famosos. Ahora tiene 81 años y está retirado, pero en su vida ha hecho muchas sandalias y muchas poesías".

La antigua tienda de Stavros Melissinos estaba situada, pared con pared, junto a la mezquita de Monastiraki, hoy, museo, y a pocos metros de las ruinas de la Biblioteca de Adriano. Era una institución casi centenaria, pero un aumento del alquiler obligó a la familia a trasladarse al nuevo local, sin tanto glamur pero con muchas sandalias y arte a la vista. "Mucha gente protestó, nos consideraban parte de la historia de Atenas, pero fue inevitable. Yo empecé en el 2004 y echo de menos la vieja tienda. Atenas ha cambiado mucho. Antes nadie gastaba más de lo que tenía, pero se acostumbraron a tomar dinero prestado y ha llegado la gran crisis", dice Pantelis.

FAMILIA DE ARTISTAS La familia de Stavros Melissinos venía de Creta, donde el abuelo cantaba canciones tradicionales. "Mi padre escribía poesía y se le ocurrió hacer sandalias y publicar poemas. Tuvo mucho éxito", apunta Pantelis. "Yo estudié diseño en Nueva York, y fui director artístico del Centro Cultural Griego. Después, diseñé vestuario para teatro y ahora me dedico a la tienda y a escribir. Creo sillas con material reciclado y otros objetos artísticos".

De entre los famosos que han visitado la tienda, recuerda a la reina Sofía, que en el 2005 compró unas sandalias para el príncipe Felipe. "Tiene un pie grande", sonríe. "Gasta un 48... A la Reina la reconocí, pero vienen otros famosos que no sé quién son, ya que no veo la tele, pero la gente me lo dice. A Kate Moss le vendí un par y no la reconocí. Un día llegó la novia de Mick Jagger y también compró. Era altísima, más que yo".

Pantelis Melissinos se ríe porque ha leído en un diario extranjero que es una especie de Benetton griego. "Nosotros somos muy pequeños y trabajamos a la antigua, todo a mano", aclara. "Las sandalias son de buen cuero natural y se ajustan bien al pie. Es una pena porque hoy la gente no aprecia la calidad y prefiere comprar plástico".

"De niño iba a la isla de mi madre, Hios. Recuerdo cómo olía el pan y el sabor de los tomates", añade en plan nostálgico. "Ahora los tomates huelen a pepino y el pan ya no es como era. Lo mismo pasa con las sandalias, pero yo me empeño en trabajar como antes. Sé que estamos fuera de la corriente y no sé cuánto duraremos. Es gracioso, pero ahora, por lo que nos dicen, somos una tienda de culto. Viene gente de todo el mundo a buscar nuestras sandalias".

De cuando los Beatles estuvieron en la tienda, en los 60, recuerda Pantelis que él era niño y se armó un revuelo considerable. "Le pregunté a mi padre por qué no les pidió un autógrafo, y me dijo: ¿Y por qué no me lo pidieron ellos a mí?". La vieja tienda fundada por el abuelo pasó por momentos duros tras la segunda guerra mundial. "Mi padre empezó con 24 años, en 1954", cuenta. "El quería ser director de cine, pero Grecia era muy pobre y no pudo estudiar. Cuando Sofia Loren compró unas sandalias aquí, en los años 50, fue una buena promoción. Llegó como caída del cielo y atrajo a mucha gente".

Algunos famosos acabaron inspirando un modelo de sandalias para el catálogo de los Melissinos. Hay sandalias Lennon, Maria Callas, Jackie O., Jeremy Irons... y, más allá en el tiempo, las Platón, Aristóteles, Cleopatra y Sócrates. "Las de Jackie O. se llamaban antes modelo T", asegura. "Cuando Jackie O. las compró, se dispararon las ventas".

NOSTALGIA DE LOS 60 Al echar la vista atrás, Pantelis añora los años 60 y 70, cuando hippies de todo el mundo pasaban por Atenas antes de perderse en alguna isla. "Muchos compraban sandalias aquí", recuerda. "Era bonito, porque entonces podías ver sonrisas de verdad. Todo lo que necesitaban era unas buenas sandalias, un cesto colgado del hombro y largarse a alguna isla. Allí eran como reyes... Con la crisis, todo ha cambiado. Yo tengo que trabajar más que nunca y pienso que los ricos robaron todo lo que pudieron y han inventado la crisis para que paguemos los pobres". Al preguntarle por el futuro de la tienda, Pantelis se encoge de hombros y sonríe: "Si se hunden países sin que nadie se preocupe, ¿a quién le va importar qué desaparezca una tienda de sandalias?".