La suspensión del parlamento es simplemente el término dado para describir el tiempo entre la última sesión parlamentaria y la primera sesión del nuevo calendario legislativo. Eso sí, nunca hubo una suspensión tan larga como la que propone Johnson. En tal caso, los diputados continúan su trabajo pero no acuden a sesiones en el Parlamento, mientras el poder Ejecutivo sigue funcionando normalmente. Sin embargo, en varias ocasiones, esta técnica ha sido utilizada para conseguir objetivos políticos con el debilitamiento de la oposición.

En toda la historia política moderna del Reino Unido, solo ha habido dos prórrogas consideradas controvertidas. La primera fue después de la Segunda Guerra Mundial en 1948 cuando el gobierno laborista de Clement Attlee prorrogó el Parlamento durante una batalla con la Cámara de los Lores por su programa de nacionalización de la industria del hierro y acero. La suspensión duró poco más de un mes. En este caso, Attlee tenía una abrumadora mayoría de 146 escaños en el parlamento, a diferencia del líder actual, Boris Johnson, que solo tiene un escaño de mayoría. Sin embargo, cuando Attlee convocó elecciones anticipadas para ampliar su mayoría una vez más en 1950, perdió mucho apoyo y finalmente Winston Churchill se convirtió en primer ministro de nuevo.

En 1997, dos parlamentarios conservadores fueron acusados de aceptar dinero a cambio de hacer preguntas en la Cámara de los Comunes, lo que finalmente llevó al Parlamento a iniciar una investigación oficial. El entonces primer ministro y líder del partido Conservador, John Major, prorrogó polémicamente el parlamento en un momento que evitó el debate parlamentario sobre el asunto. La prórroga duro de marzo a mayo y acabó provocando un cambio de gobierno, dirigido por el laborista Tony Blair.

Las primeras prórrogas era una ocasión ceremoniosa en que participaba el rey. El canciller principal era el que disolvía el Parlamento de acuerdo con las instrucciones del Rey o la Reina que estaba presente. En 1626, el Rey Carlos I disolvió el Parlamento británico.

Posteriormente, en 1831 el gobierno instó al rey a disolver el Parlamento durante la crisis de la Gran Reforma cuando la cámara de los Comunes derrotó el Primer Proyecto de Ley de Reforma. La reina Victoria suspendió el Parlamento en persona entre 1837 y 1854, después de lo cual dejó de asistir. Esta fue la última ocasión en que el soberano prorrogó el Parlamento o dio el consentimiento real en persona.

A partir de 1855, el canciller principal leía un discurso de prórroga, preparado por el Gobierno, y en 1867, el Primer Ministro Benjamin Disraeli introdujo la costumbre de que el canciller principal leyera el discurso de prórroga en primera persona, como si la Reina estuviera hablando las palabras ella misma.