Las calles de la ciudad de Alhucemas, en el norte de Marruecos, se volvieron a llenar ayer de manifestantes. Un año después de las protestas del Hirak, el movimiento de los indignados de la zona del Rif, los ciudadanos de esta región salieron a reclamar justicia para los activistas que fueron arrestados por las fuerzas de seguridad magrebís hace 14 meses. El martes, el Tribunal de Apelación de Casablanca condenó con penas de entre uno a 20 años de prisión a los principales organizadores de estas protestas populares que estallaron en noviembre del 2016. Por la noche, la gente se echó a la calle.

El líder del Hirak, Nasser Zefzafi, de 39 años, fue sentenciado a 20 años en prisión. A finales de abril del año pasado, el rifeño fue arrestado junto con otros 52 compañeros, acusado por cargos como socavar la seguridad interna del Estado o actuar contra la unidad territorial del reino.