El Ejército apretó ayer un poco más la soga al Gobierno tailandés, sin capacidad alguna ya para embridar una revuelta que dura cuatro meses. La elitista y reaccionaria oposición sumó el martes el aeropuerto internacional de Bangkok a la lista de sus capturas, lo que provocó la petición militar de dimisión al Ejecutivo de Songchai Wongsawat, rápidamente rechazada. Unos 200 españoles se vieron afectados por el cierre del aeropuerto.

Un centenar de ciudadanos españoles no pudieron abandonar Bangkok al ser suspendidos sus vuelos. Además, un avión procedente de Madrid fue desviado al aeropuerto local de Don Muang, 30 kilómetros al norte de la capital, que no cuenta con aduanas ni otros servicios, por lo que los turistas pasaron varias horas dentro del aparato.

VACIO DE PODER El panorama del Gobierno tailandés es sombrío, con el poderoso estamento militar en contra y un vacío de poder que ha permitido a unos escasos 10.000 revolucionarios antidemocráticos llevar el país al colapso. El desenlace puede decidirse en las próximas horas, cuando Wongsawat se reúna con el jefe militar y con el rey.

El día empezó con Anupong Paochinda, comandante en jefe del Ejército, pidiendo la dimisión de Wongsawat y elecciones. El militar aclaró que la petición no era un "golpe de Estado" sino "el camino para salir de la crisis" y que el Gobierno mantenía "total autoridad".