Fueron cuatro millones de bombetas integradas en bombas de racimo las que cayeron en el sur libanés durante la guerra del pasado verano entre Israel y Hizbulá. Según la ONU, quedaron un millón de bombetas sin explotar. Desde el 14 de agosto del 2006, fecha del fin de la guerra, hasta el 20 de junio pasado, la ONU, ha contado 24 civiles muertos y 210 personas heridas, la mayoría de ellas mutiladas.