El tenaz candidato izquierdista a la presidencia mexicana, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), protagonizó ayer una segunda demostración de fuerza, al encabezar una gran manifestación desde el Museo de Antropología hasta el Zócalo, la plaza central, en demanda de que el Tribunal Electoral limpie el "cochinero" de las elecciones que dos semanas atrás dieron la victoria a Felipe Calderón.

El exalcalde de la capital afirmó que, si el tribunal permite el recuento voto por voto, detendrá la movilización popular en todo el país, pese a considerar que "la elección fue fraudulenta de principio a fin" y mantener la "convicción de haberla ganado".

Decenas de miles de seguidores de López Obrador (320.000, según la policía) llegaron al monumento de la Revolución en caravanas provenientes de diversos estados, para confluir en el Zócalo junto con la gran marcha que llenó el paseo de la Reforma y la Alameda Central.

El PAN criticó el "ilegítimo doble discurso de Obrador", a quien pidió que "se comprometa sin ninguna condición a aceptar el fallo del Tribunal Electoral". El candidato izquierdista precisó: "Si me es adverso, lo acepto, pero bajo protesta y con la convicción de que yo gané".