En Kosovo, desde que se anunció la independencia para el próximo domingo, el trasiego es general: se mudan familias, se vacían de comida muchos supermercados, se mueven los soldados hacia el norte. En las últimas semanas, muchos de los serbios que vivían en zonas albanesas se han reagrupado en los enclaves en que son mayoría. La ONU tiene 40.000 reclamaciones de serbios que piden una indemnización por su casa.

El goteo de familias ha sido constante y discreto, sin que apenas se percibiera el éxodo. De hecho, el proceso comenzó en el 2004, cuando unos exaltados albanokosovares quemaron varias casas de serbokosovares. Durante estos cuatro años ha habido mudanzas esporádicas, que los últimos meses han aumentado en varias decenas de miles de personas. "Muchos serbios se han marchado cuando se han convencido de que la independencia era irreversible", dice un miembro de la ONU.

Por otra parte, España no reconocerá a Kosovo ni establecerá relaciones diplomáticas con el nuevo Estado al menos "a corto o medio plazo", según fuentes diplomáticas españolas. El Gobierno se replanteará su posición si Kosovo logra el reconocimiento de una mayoría de países y no hay conflictos en la zona.